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Foto: Partido inaugural entre el Fortuna y el Athletic (Sanmames.org) |
Manolo Seoane, empresario de la vela y otros asuntos, presidente del Rápido de Bouzas e impenitente coleccionista, posee una fotografía que muestra al Fortuna vigués inaugurando en partido oficial Jolaseta, la cancha del Athletic que precedió a San Mamés. Fue en la Copa de 1911, la más controvertida que se recuerda, con impugnaciones, plantes, agresiones y abandonos en el descanso para coger el tren. Mañana, más de un siglo después, el Celta, heredero de aquella escuadra olívica, vuelve a participar en la inauguración del campo de la entidad vizcaína.
El Celta ejercerá este lunes de invitado en la inauguración del Nuevo San Mamés. El azar del calendario permite a los celestes abrir el listado de rivales en un estadio concebido para prolongar el aura de la vieja Catedral, añadiéndole las comodidades de la era. El fútbol vigués ya ha ejercido ese papel en tierras vizcaínas. Porque también el Fortuna, una de las raíces célticas, fue el primero en estrenar Jolaseta, la cancha que precedió a San Mamés.
El Athletic Club, fundado en 1898, se asentó a partir de 1901 en Lamiako, un terreno de juego en buenas condiciones, pero incómodo y alejado de Bilbao. Cuando a la entidad rojiblanca le concedieron la organización de la Copa del Rey de 1911, sus directivos buscaron un mejor escenario. La Sociedad de Terrenos de Neguri se lo construyó en la parcela de Jolaseta, en Getxo, a cambio de un arrendamiento. El partido inaugural fue un amistoso entre el Athletic y el Bilbao, su filial. Ganaron los jóvenes por 3-2, con gol de Pichichi. Aquel amistoso, el 2 de abril, precedió al estreno oficial, dispuesto para el día 9.
Esa edición copera se recuerda como la más polémica y surreal de la historia. Estaba destinada a lo contrario. Era la ansiada reunificación tras el cisma de 1910. Aquel año, el Club Ciclista de San Sebastián, en tanto que campeón vigente, pretendió organizar el torneo. Otros equipos preferían que Madrid siguiese siendo sede. Las posturas se encresparon. Se organizaron dos campeonatos paralelos. El de los rebeldes lo ganó el Athletic a Vasconia de San Sebastián y paradójicamente al Madrid F. C., aún sin el Real y que prefirió esta opción a la de la capital. El Club Ciclista, que había iniciado la escisión, no jugó. El Barcelona conquistó la Copa de la aún tierna Federación Española.
En 1911 la aguas habían vuelto a su cauce. En prueba de concordia, la Federación Española le concedió la organización de la Copa al Athletic como campeón del breve torneo alternativo. El sorteo emparejó en el primer encuentro, ronda previa de octavos, a los anfitriones con el Fortuna de Vigo.
Ese choque del 9 de abril supuso la inauguración oficial de Jolaseta. Los vigueses cayeron por 2-0. Un partido que fue impugnado aunque no por el Fortuna, sino por la Real Sociedad. Acusaban al Athletic de haber alineado a dos ingleses, Sloop y Martin, que no cumplían el requisito reglamentario de llevar dos años residiendo en España. La reclamación no prosperó y la Real Sociedad se retiró de la Copa. Los propios padres de los jugadores donostiarras exigieron a sus hijos que volviesen a San Sebastián.
No fue el único incidente. También los madrileños de la Gimnástica impugnaron su eliminatoria de cuartos con el Barcelona, perdida por 4-0. Se les dio la razón y fueron los catalanes los que se negaron a repetir el partido. Los descalificaron. Se habló en las crónicas de que un jugador del Gimnástica había sido agredido con una llave inglesa en el hotel de concentración.
Ya en semifinales, el Gimnástica abandonó su duelo con el Athletic en el descanso. Los madrileños perdían por 2-0. Si se quedaban a disputar la segunda mitad, corrían el riesgo de perder el tren a casa. Del otro partido de semifinales no se disputó un solo minuto. El Español y la Academia de Caballería se plantaron en solidaridad con el Fortuna, firmemente convencidos de la alineación indebida del Athletic cinco días antes. Aunque según otra versión, los jugadores del Academia de Caballería se fueron porque habían sido reclamados por su regimiento.
La Copa estuvo a punto de resolverse sin final, aunque a la postre el Español se avino a disputarla. Ganó el Athletic por 3-1. Los vizcaínos, pese a tanto altercado, se habían sentido cómodos en Jolaseta. Los espectadores elogiaban la tribuna cubierta y los bancos corridos de preferencia. Por eso el club renovó el alquiler hasta agosto de 1913, cuando se produjo el traslado a San Mamés, inaugurado con un partido contra el Racing de Irún.
Y aunque Fortuna y Vigo Sporting no ejercieron en San Mamés de primeros visitantes, sí tardaron poco en posar sus pies allí. El Vigo Sporting, en la Copa de 1914; el Fortuna, en la de 1915. Fue en aquellos días, concretamente el 10 de mayo, que Hándicap publicaba un artículo en FARO proponiendo la fusión de ambas entidades. El resto es historia, que mañana lunes conocerá otro capítulo señalado.
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