Álex dirigió y Charles apareció


Foto: Marta Grande
Había indicios de que, a pesar de su titularidad en Madeira, Álex no había estado haciendo mucho más que cubrir la ausencia de quien verdaderamente se presentaba como el director ofensivo del Celta, Rafinha. Pero a base de cuerpo y mucha cabeza, Álex no solo estuvo en el centro del campo, sino en el campo entero. Bajando a recibir y llegando a portería, condujo ataques, recuperaciones, contraataques, cambios de juego y, directamente, el primer gol del partido.

Bien cubierto por Oubiña y con un Krohn-Dehli muy oportuno, se atrevió a poner la pausa cuando el Celta se ponía nervioso o perdía el rumbo, pero también fue capaz de acelerar cuando el equipo no sabía por dónde tirar. Compensó su falta de velocidad con pases rápidos, cambios de juego, controles orientados y, sobre todo, una gran capacidad de proteger el balón.

Solo a mediados de la primera parte, Álex sucumbió al juego trabado que ambas defensas comenzaban a imponer, pero de pronto, tras una de las excelentes dejadas de Charles y una iluminación de Krohn-Dehli, el ferrolano mostró una faceta bastante desconocida como goleador con un desmarque que abrió la defensa, el partido, la liga y seguramente también la duda para Luis Enrique, que tan clara dibujaba la titularidad de Rafinha.

Con todo, al inicio de la segunda parte, Álex cedió el protagonismo para que Charles culminase también una gran primera parte en la que no se cansó de recibir balones y dejarlos francos para que los medios hiciesen su labor. Un inicio esperanzador para el brasileño.

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