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Foto: Eugenio Álvarez |
El tiempo pasa muy rápido', comenta echando la vista atrás Jonathan Vila, a sus 27 años el jugador que más temporadas consecutivas lleva en el primer equipo del Celta. Fernando Vázquez le hizo debutar en la campaña 2006/2007, en la que disputó una decena de encuentros –siete de Liga y tres de Copa de la UEFA– todavía con dorsal del filial. Tras el descenso a Segunda, el defensa central porriñés –otrora mediocentro– se convirtió en miembro de pleno derecho del equipo de referencia del club vigués. Entonces, era excepcional la presencia de un canterano. Hoy, Jonathan Vila es uno de los veteranos de un equipo que ha crecido gracias a los frutos de A Madroa.
'Hay que agradecerle al club que cuente conmigo durante tantos años. Yo lo único que puedo hacer es seguir trabajando y devolverle la confianza en el campo. No hay otra manera', asume Vila. 'Son años de experiencia y hay que tratar de aprovecharla en el terreno de juego para que el míster vea que puedo estar ahí', añade el segundo miembro más veterano del plantel vigués. Sólo le supera el capitán, Borja Oubiña, que dio el salto en la temporada 2003/2004 pero interrumpió su trayectoria en el Celta para marcharse cedido en el curso 2006/2007 al Birmingham City, experiencia que apenas pudo disfrutar debido a la grave lesión de rodilla que sufrió en Anfield.
Precisamente, Oubiña ejerció de referente para Vila en una época en la que las oportunidades no abundaban tanto como en la actualidad. 'Con el tiempo, todo va cambiando. Te vas asentando, te vas haciendo más fuerte. La verdad es que al principio siempre cuesta un poco cuando vienes de abajo, y más en aquella época, en la que había más jugadores de fuera, más internacionales, y te exigían muchísimo. Ahora me alegro de que me hubieran exigido tanto, porque me ha venido bien, y es lo mismo que tenemos que hacer con los canteranos que vienen de abajo. Les ayudas pero al mismo tiempo les exiges porque sabes que es bueno para ellos', explica el canterano, miembro de una generación que este verano ha perdido piezas importantes como Roberto Lago –los dos subieron juntos al primer equipo, en 2007– o Iago Aspas. Ahora, una nueva generación –la de Rubén, Santi Mina, Yelko, Borja Fernández o Fernán–, trata de asomar la cabeza. 'Los ves entrenar y es una maravilla. Hay futuro y eso es bueno para nosotros, para el equipo, para el club y para la ciudad', sentencia Jonathan.
Con casi 150 partidos oficiales a sus espaldas con la camiseta del Celta, Vila conoce como nadie los giros que da el mundo del fútbol. Ha sido un descarte habitual y también titular indiscutible, sobre todo en la temporada 2010/2011, cuando Paco Herrera lo retrasó del centro del campo al eje de la zaga. También en lo colectivo ha sufrido y disfrutado. Desde las campañas en las que el equipo coqueteaba con el descenso a Segunda B mientras afrontaba una delicada situación económica hasta el retorno a Primera de un club ya saneado. 'He vivido momentos malos, tanto a nivel colectivo como a nivel individual, pero el fútbol da muchas vueltas y ahora estoy disfrutando de la recompensa a todos esos años malos que he pasado', apunta Vila.
Para la nueva temporada, el objetivo es, de inicio, convencer a Luis Enrique. 'Tenemos entrenador nuevo, todo el mundo parte de cero y por lo tanto las expectativas son las mayores posibles. Estoy ilusionado, contento y con muchas ganas. Lo que me planteo ahora es trabajar con la máxima ilusión y después intentar jugar el mayor número de minutos posibles', señala Vila, satisfecho con la llegada del gijonés: 'Es un entrenador con mucha vitalidad, con ilusión, con ganas. Es cercano al jugador y todo lo que nos transmite es positivo, es todo optimismo. En su época de futbolista tenía mucho carácter y eso nos va a venir muy bien. Además, encaja en la filosofía de cantera del club. Ahora mismo, es el entrenador ideal para el Celta'.
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