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EFE |
La vinculación sentimental de Rafinha con el Celta, en el que Mazinho, su padre y representante, fue santo y seña hace casi dos décadas, y a la ciudad de Vigo, donde el jugador pasó su infancia y residen su madre y su hermana menor, ponían al club vigués en una situación inmejorable para hacerse con su cesión.
Tanto es así que fuentes próximas al entorno del centrocampista azulgrana daban por hecho hace un par de semanas que Rafinha vestiría la zamarra celeste el próximo curso si el Celta mantenía la categoría.
Pero aunque el conjunto que dirige Abel Resino certificó hace cinco días la permanencia, el interés de la Real Sociedad por hacerse con el jugador puede dar al traste con los planes del Celta. El equipo vigués tendrá que competir por Rafinha con un rival que le ofrece la posibilidad de jugar competición europea. La cuarta plaza obtenida por el conjunto donostiarra le garantiza la participación en la Liga de Campeones, si supera la fase previa, y, en el peor de los casos, jugar la Europa League. Una oferta verdaderamente tentadora que pone al jugador -siempre que el Barça le dé libertad de elección- en la disyuntiva de elegir entre lo sentimental y lo profesional.
Julio Bernardo / Faro de Vigo
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