MARCOS L. BACARIZA |
El celtismo tenía esta mañana una nueva llamada a la unión antes del trascendental choque ante el Real Zaragoza, que se disputará mañana en el Estadio Municipal de Balaídos. A la cita acudieron unas 200-300 personas, que jalearon a los futbolistas una vez que fueron abiertas las puertas del estadio celeste. El encuentro sirvió como terapia de grupo para los dos o tres centenares que decidieron sacrificar una mañana de domingo para animar al equipo, que navega en la cola de la tabla clasificatoria.
Aunque escasos, los presentes se mostraron animosos y animados en todo momento. Conscientes de la dificultad que entraña la salvación, pero ilusionados ante el hecho de que ya no hay nada que perder y mucho que ganar en las siete últimas jornadas de competición liguera. Los jugadores salieron hacia sus vestuarios vitoreados por la afición y agradeciendo el apoyo incondicional de su afición. Pero más que animar a los jugadores, la cita bien pudo servir para que los celtistas se animasen entre ellos, una especie de terapia grupal con la que sobrellevar mejor la situación.
La cifra de aficionados desplazados a Balaídos contrasta con lo sucedido en Zaragoza, donde el club ha anunciado la presencia de cinco mil seguidores en las gradas de La Romareda, en un entrenamiento celebrado a puerta abierta esta mañana. Otros informadores hablan de una cifra más modesta, entre tres y cuatro mil personas, todas ellas muy superiores a los presentes esta mañana en Balaídos. Claro que desde el club mañico animaron a la gente a acudir. En casa Celta ni lo mencionaron.
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