Hubo un momento en que se le consideró un canterano más. A pesar de que no nació en Galicia y sólo pasó en el Celta año y medio. Jordi Figueras (Lérida, 1987) volverá a pisar este domingo Balaídos ya en Primera División para enfrentarse a un club que lo fichó del Real Madrid C en el verano de 2008 para jugar en el filial pero que esa misma temporada acabó haciéndolo con el primer equipo. A la siguiente, ya con Eusebio Sacristán en el banquillo, era un fijo en el once hasta que fue traspasado al Rubin Kazan a mediados del mes de febrero de 2010. Tenía, por entonces, 22 años todavía.
Ahora, únicamente tres años después, vuelve para enfrentarse a su ex equipo en Primera pero habiendo pasado, desde entonces, por cuatro clubes más. En el Rubin Kazan estuvo sólo hasta ese verano de 2010, cuando se fue cedido al Valladolid, donde jugó la siguiente campaña en Segunda. A continuación, fue fichado por el Rayo Vallecano, pero ese invierno volvió a marcharse traspasado al Brujas belga. Allí estuvo hasta el final de esa campaña 2011/2012, pero en diciembre del pasado año regresó al Rayo.
A pesar de tal bagaje, Jordi, con su habitual bonhomía, asegura que el Celta 'es un club especial para mí porque fue el que me hizo debutar en el fútbol profesional. Estaba el equipo en una situación muy complicada en ese momento y el club apostó por gente de abajo y yo era uno de ellos'. Eso sí, admite que 'por lo joven que soy, son muchos equipos en poco tiempo. Las cosas no salen como uno quiere. Cuando me fui a Bélgica, quería tener un poco de estabilidad y quedarme bastante tiempo. Al final, las cosas no fueron bien y volví al Rayo, donde también la gente me ha tratado fenomenal y estoy encantado. Es un club en el que se está muy tranquilo y si encima tenemos la suerte de hacer la temporada que estamos haciendo pues mejor'.
En Vigo, llegó a formar parte de la generación de oro de la cantera: 'Coincidí con Iago, Toni, Mallo, Sergio –a los que les deseo una pronta recuperación–, Túñez, Roberto Lago, Vila y Borja sobre todo, con el que tengo una buena relación. Con el paso del tiempo, se va perdiendo un poco el contacto pero cuando los ves, tienes la misma ilusión o más todavía'. Todo ese pasado común le hace vivir con cierta desazón el mal momento del conjunto celeste. 'Creo que al final se va a salvar y es lo que deseo de todo corazón', concluye.
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