Las leyendas de Balaídos: (V) Quique Costas


Este fin de semana no hay fútbol, y con el parón liguero la rabiosa actualidad cede su espacio a la historia, así que aprovecharemos para recordar a algunos de los jugadores que han hecho historia vistiendo la camiseta del Celta, concretamente a los que adornan la lona exterior del Estadio Municipal de Balaídos. Caras que solemos ver cada 15 días y que trataremos de recordar y acercar a los aficionados durante este fin de semana. 

Vigués de nacimiento, Enrique Álvarez Costas (Quique para los amigos y Costas para el fútbol) ha sido uno de los grandes valores que salieron de aquel equipo juvenil del Celta que en el año 1965 se proclamó subcampeón de España frente al Athletic de Bilbao en Madrid.En la Temporada 1965-66, con Rafael Yunta como entrenador, ya hizo su debut en el primer conjunto del Celta, jugando 26 encuentros, dos de ellos en la promoción de ascenso contra el Sabadell. 

Desde esas fechas hasta el final de la Liga de la campaña 1970-71, en que fue traspasado al barcelona, participó en un total de 170 partidos, desdoblados de la siguiente forma: 58 en Primera, 110 en Segunda y 2 en promoción.Jugador completísimo y poseedor de envidiable facultades físicas, Costa se desenvolvía con acierto en cualquier zona del campo, igual de medio (su verdadero puesto) que defensa o delantero. 

Y la mejor prueba es que en las seis temporadas como titular céltico contabilizó 11 goles, los mismos que han marcado otros muchos jugadores que pasaron por el club vigués con etiqueta de rematadores natos. De zancada poderosa, sus preferencias se inclinaron siempre por el fútbol de ataque, aunque en el Barcelona le utilizaran más como marcador u hombre de contención. Para el Celta fue un auténtico "pulmón", un todoterreno que brilló con luz propia en las tardes triunfales de equipo.La trayectoria internacional de Costa comenzó en el Real Club Celta y continuó después en las filas del Barcelona.

Quique Costas destacó durante su estancia en el Barcelona por su capacidad de sacrificio y entrega, cualidades que le convirtieron en un hombre importante en una de las épocas más significativas en la historia del club, dominada por la presencia de Johan Cruyff. En los nueve años que estuvo en el club, el centrocampista gallego disputó 309 encuentros y conquistó los cuatro títulos que figuran en su palmarés.

Su entrada en el conjunto azulgrana no pudo ser más exitosa, ya que sólo unos meses después ganó la Copa al imponerse por 4-3 al Valencia en una emocionantísima final. Contribuyó a logró además una Liga, otra Copa y una Recopa, la famosa de Basilea en 1979. En 1980 decidió poner fin a su carrera deportiva y en agosto de ese año el Barcelona le rindió un partido de homenaje, junto a De la Cruz, frente al Internacional de Porto Alegre. Una vez retirado se incorporó al cuadro técnico del Barcelona, como entrenador en las categorías inferiores.

Fue 13 veces internacional absoluto, combinado con el que debutó en febrero de 1970 contra Alemania Federal en Sevilla. Se despidió de la selección cinco años después ante Escocia en Valencia. Es el padre de Quique Álvarez, quién jugó en el Barcelona, durante 7 años en el Villarreal y actualmente sigue en activo en el Recreativo de Huelva, donde se acaba de recuperar de una grave lesión.

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