Jorge Otero: "Iago Aspas sería un gran complemento para Soldado"


FARO DE VIGO
 «Sí, Iago es tan bueno como dicen». Jorge Otero consagra al delantero que ha enamorado a Braulio Vázquez y corrobora el buen gusto del director deportivo: «Es un atacante de altísimo nivel. Si el Valencia lo ficha, estoy convencido de que puede ser un jugador importantísimo. Sería una incorporación muy buena». El ex futbolista gallego (Nigrán, 28 de enero de 1969), sabe distinguir a un buen delantero cuando lo tiene delante. No en vano, pasó toda su carrera poniéndoles freno. «Aspas tiene una gran virtud: cuando recibe el balón va a buscar al defensa, te encara, busca el uno contra uno de forma directa, te obliga a recular y eso para un defensa es lo más complicado». Lateral derecho o marcador central, Otero rompió el cascarón en el Celta y antes de emprender su periplo por Betis, Atlético y Elche, dejó huella en aquel Valencia que fue subcampeón de Liga con Luis Aragonés. «Estábamos Mijatovic, Fernando, Poyatos, Romero, Engonga, Arroyo». Son grandes recuerdos. 

Otero fue un cromo clásico de la época. El Jonny Castro o el Hugo Mallo de finales de los ochenta. Estuvo en el Mundial de Estados Unidos y en la Eurocopa de Inglaterra. «Algún año bueno debí de tener», puntualiza con humor. Le quedó la espinita clavada de no haber jugado con el Celta en Europa. Hace casi una década que colgó las botas, pero distanciarse del fútbol ha sido imposible: «Contra eso no hay vacuna». Después de tantos años ligado al balón, desconectar se le ha hecho imposible. Fijo en los partidos de Balaídos, celtista confeso y enamorado de la cantera de A Madroa, Otero conoce a la perfección a Aspas y despeja las dudas sobre su capacidad para triunfar en un grande: «Tiene nivel para el Valencia, sin duda. Está centrado al cien por cien. Es el típico chaval que tiene claro que quiere ser futbolista. Tiene entre ceja y ceja triunfar porque el fútbol es su vida y como tal lo vive».

El ex lateral derecho tiene fijada su residencia en su Nigrán natal. Un pueblo que queda a unos quince kilómetros de Vigo. Allí está «aguantando el chaparrón, como la mayoría y haciendo cosas relacionadas con el mundillo». Jorge entrena a un equipo alevín en la escuela de su pueblo y además es segundo entrenador en el Rápido de Bouzas. Un club de una barriada de Vigo que compite en Tercera y donde llegó enrolado por Javier Maté, actual director deportivo del Rápido y el entrenador que impulsó la carrera de Iago en las categorías inferiores del Celta. Por Bouzas también pasó Aspas en etapa juvenil, pero esa es otra historia. Otero ha tratado personalmente con el jugador y sabe lo que puede dar: «Tiene muchísimo desparpajo. Siempre crea problemas a los rivales y cuando le llega el balón siempre estamos expectantes porque puede pasar algo. Tiene muy buena visión de juego. Es capaz de jugar de espaldas. Es rápido. Ficharlo sería un acierto por parte del Valencia»

Otero rectifica y desmiente a ese sector de la crítica que define al punta de Moaña como un jugador problemático o con mala cabeza. Nada que ver. «Iago es un chico tímido, tranquilo fuera del campo. Cuando empezó perdía los papeles en algunos partidos, lo expulsaban con cierta facilidad porque era demasiado impetuoso, muy guerrero. Ahora se ha calmado, ha asentado su fútbol y su juego colectivo. Eso es lo que ha impulsado su salto de calidad este último año», puntualiza. Aspas es muy gallego, muy de su casa y sus amigos de siempre. «Mantiene la viveza del jugador que empezó a jugar al fútbol en la calle, pero el chaval impetuoso que se cabreaba, levantaba los brazos o daba un pelotazo a cualquiera está bajo control».

El Valencia tiene la intención de echarle el lazo para el próximo verano, ya ha contactado con su hermano Jonathan ,el hombre que determinará su carrera„ y quedaron para hablar en próximas fechas. Su condición de diamante en bruto ha fijado su precio de salida en diez millones de euros, negociables. Una operación que obligará a hacer caja con la venta de otros jugadores, Jonas por ejemplo, para reinvertirlos después en el moañés.

Una pareja demoledora
No hay dudas sobre sus cualidades futbolísticas, otra cuestión será su capaciad de adaptación. Otero recuerda que para él tampoco fue sencillo pasar al Valencia: «Llegué con mucha ilusión, era la primera vez que salía de casa y me costó adaptarme un poquito porque venía de un equipo modesto como el Celta y saltar a uno de los grandes de la Liga española no fue sencillo». Todo futbolista necesita superar un periodo para hacerse al nuevo contexto. Es cuestión de más o menos tiempo. «Me vi superado por los acontecimientos al principio. Luego me adapté fenomenal gracias a compañeros que conocía como Camarasa o Giner». Otero guarda buenos recuerdos de su ciclo en Mestalla. La ciudad y la afición le dejaron marca. En el Celta llegó a una final de Copa del Rey en 1994, formando parte de una generación histórica con Patxi Salinas, Gudelj, Engonga, Cañizares o Andrijasevic. Pero del Valencia no olvida que estuvo muy cerca de ser campeón de Liga. «Había un ambiente fantástico en el vestuario, un gran grupo y eso se reflejaba en el campo. Completamos una temporada fantástica con Luis Aragonés „que me puso de central cuando siempre había jugado de lateral„ y fue una pena que al final no pudieramos ganar esa Liga porque estuvimos muy muy cerca. En la primera vuelta, el Atlético nos llevaba 12 o 15 puntos y al final nos jugamos el título con ellos». Otero asegura que le dio mucha pena abandonar el club, pero tiene claras sus prioridades: «Mi deseo para el sábado es que gane el Celta y que al Valencia le vaya estupendamente bien, pero a partir de la semana que viene». Los vigueses están en una situación complicada. Necesita sumar puntos, mostrarse otra vez competitivos y un buen resultado en casa. Un objetivo para el que Iago Aspas es fundamental: «Aquí tocamos madera para que no le pase nada, no coja la gripe porque es vital». Cuestión de supervivencia. Otero advierte que el delantero no se arruga ante los retos y el interés del Valencia va a ser un aliciente más: «Iago no acusa esa presión de tener que jugar ante 30.000 espectadores o ante un equipo determinado. Juega igual con la camiseta del Celta o el Bouzas».

Aspas es como es y así lo expresa en el campo. «Iago se mueve a mucha velocidad, piensa rápido, tiene ritmo, lee muy bien el fútbol. Todo eso lo hace especial. Sabe buscarse la vida. No hay muchos jugadores capaces de moverse con su soltura entre la defensa y los medios». El atacante ha explotado de la mano de Paco Herrera como delantero de referencia. Desempeñando ese rol, firmó 23 goles el curso pasado, pero por detrás de un punta rinde a un gran nivel según Otero: «Particularmente lo veo más como segundo punta, jugando libre Sería un complemento muy bueno para Soldado. No habría problema y por sus características no desentonarían juntos». No hay dilema. No es Aspas o Soldado, es Soldado y Aspas. «Los grandes jugadores simpre pueden jugar juntos».

Iago tiene futuro de selección. Otra cuestión diferente es si como sucesor de David Villa. «Con esas comparaciones hay que ser cauteloso. Hablamos del mejor delantero que ha tenido España, un jugador con muchísimo gol, Ojalá Iago pueda acercarse a ese nivel. Me alegraría porque es gallego y se crió en el Celta, porque lo conozco y lo aprecio. Desde luego, le vendría francamente bien jugar en el Valencia, podría mejorar y progresar».


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