Herrera: "Me cesan los resultados y no lo discuto"


MARTA G. BREA
Paco Herrera (Barcelona, 1953) ya piensa en volver a entrenar –'si mañana pudiera, lo haría'– cuando aún trata de asimilar que ya no es el técnico del Celta, equipo que devolvió a Primera y que ha dejado una huella imborrable en su alma.

Se va con un cariño infinito hacia el club, la afición y la ciudad de Vigo, que seguirá pisando con asiduidad, y sin rencor alguno hacia el presidente, Carlos Mouriño. Ni por su cese, ni por las formas. Ahora, dice, desaparecerá. No quiere que el equipo o la afición se distraigan del objetivo importante: ganar al Granada y lograr la permanencia. Herrera ya no es el entrenador del Celta, pero aún piensa como tal.

¿Le resulta difícil asumir que ya no es el entrenador del Celta?
Cualquier situación de este tipo es difícil para el que le ocurre, a no ser que te sientas con esa necesidad, que no era mi caso. Siento el dolor de no poder continuar porque este club lo sentía como mío. No es un equipo en el que pasas un año como profesional y ya está. Ha habido demasiadas vivencias, es una situación distinta para mí y es ahí donde está la dificultad.

¿No había meditado la posibilidad de abandonar?
No. Cuando alguien valora esa posibilidad me imagino que lo hace porque no tiene la fuerza mental necesaria para continuar. Y yo no tenía esa sensación.

¿Le sorprendió su destitución?
No. Podía haber venido esta semana o la próxima. Entendía que esto podía suceder porque los resultados son los que te cesan. Y dentro de esa normalidad, a mí me han cesado los resultados. El equipo ha estado en una situación decente durante todo el año hasta los últimos partidos, en los que ha bajado.

Sin embargo, hace apenas dos meses, Carlos Mouriño dijo que usted sería el entrenador del Celta en Primera o en Segunda.
Sí, pero creo que es una valoración que ahora huelga. Lo que digamos del pasado no va a ayudar. Todo lo que he dicho en estos dos días ha sido en sentido positivo y, en algunos casos, se han utilizado algunas frases mías para atacar. Y ésta no es, ni mucho menos, mi intención. Hay que olvidar lo que se ha dicho porque el fútbol es así. Lo que hay que valorar es el futuro, que está por encima de esas palabras.

Cuando se planteó su renovación, prefirió esperar. ¿Tenía claro que sería presa de los resultados?
Quizás mi conocimiento de lo que es el fútbol me hacía pensar así y mi único objetivo era llegar al final vivo, poder tomar la decisión de quedarme en el Celta pero con el objetivo cumplido. El fútbol tiene estas circunstancias y pensaba que esto podía pasar. Por eso no valoro negativamente aquellas palabras.

¿Le decepcionaron las formas del club, con el presidente a la cabeza?
No le deseo al presidente el trago que ha pasado, porque sé el aprecio profesional y personal que tiene hacia mí. Cuando tomó esa decisión, estoy convencido de que le ocurrió lo que a mí cuando la conocí: estuve medio día grogui. Por lo tanto, si hubo un pequeño error de tiempo, todo el mundo tiene que disculparlo porque yo soy el primero que lo disculpa y lo entiende. Se ha hablado demasiado y eso perjudica al Celta. La única idea que debe imperar en el celtismo es que el Celta juega el domingo contra el Granada y que tiene que ganar. Sobra buscar culpables para una decisión tan dura y tan cruel como es destituir a un entrenador. Hay que buscar es el apoyo al Celta porque será la única forma de que el club y el equipo salgan adelante.

¿Encuentra razones al bajón de juego y resultados del equipo?
Insisto en algo que dije al terminar la primera vuelta. Advertí que había varias situaciones con algunos jugadores que nos podían hacer daño y, efectivamente, no han ayudado. El equipo estaba en una línea muy decente. Tenía el lunar fuera de casa, pero en casa era muy solvente y, de hecho, creo que no ha dejado de serlo. Pero estaba muy preocupado con algo que acababa de suceder y creo que fue determinante en estos cuatro o cinco últimos partidos de Liga. Hablo de tres o cuatro situaciones personales que se dieron con jugadores de la casa que nunca habían vivido algo así. Pero yo sí, por eso advertía de ese problema y de que había que ponerle coto. No ha podido ser así y, honestamente, creo que le pasó factura a estos jugadores, directamente al equipo e indirectamente al entrenador. Es la única defensa que puedo tener. Por lo demás, yo soy el único responsable de lo sucedido en los últimos partidos. Que nadie busque errores en los jugadores porque son magníficas personas y magníficos profesionales.

¿Se podía haber evitado de alguna manera lo sucedido durante el mercado de invierno?
No lo sé, porque a todos nos ha pillado un poco sobre la marcha. Pero sí habría que hacer una reflexión para aprender de estas cosas. Aunque tampoco quiero que suene como excusa. No ha ayudado, pero si hay algún culpable es el entrenador porque no he sabido sacar adelante esos resultados.

¿Sus palabras sobre Aspas tras el partido de Getafe reflejan una fractura en el vestuario, un desencuentro con el propio Iago?
Para nada. El cariño que le tengo a Iago es tremendo. El mismo que a todos los jóvenes que han ido saliendo. Un poquito más a aquellos con los que más he tenido que pelear, y él es uno de ellos. He recibido un mensaje suyo mostrándome su cariño y mi respuesta hacia él ha sido la misma. El caso es que cuando un entrenador habla con un jugador en privado, cosa que nunca se dice, y lo vuelve a intentar una y otra vez, uno está obligado como profesional a buscar cualquier recurso que te ayude a levantar a ese futbolista. Lo que hago es responder a una pregunta y con un solo motivo: recuperarlo porque el equipo lo necesita, porque es nuestro mejor jugador. No dudo de que va a ser así y estoy convencido de que ese momento que algunos dicen que me ha podido pasar factura es un momento que va a ayudar a tener al magnífico Iago que siempre hemos tenido.

¿Cree que su salida puede beneficiar al equipo?
Puede ser, por eso no discuto mi destitución y pido a la afición que no lo haga. Seguramente, será el punto de inflexión para que el equipo tire para delante. Me sentiría muy mal si el equipo no consigue el objetivo porque habría sido en vano y no quiero que sea así. Quiero que la afición esté a muerte con el equipo, que lo va a estar porque es extraordinaria, y que apoye al nuevo entrenador.

¿Confía en que el Celta se salvará?
Estoy convencido de que sí. Puedo asegurar que ha venido un muy buen entrenador, con mucha experiencia, y el equipo demostró en la primera vuelta que es capaz. El error estuvo en los cuatro o últimos cinco partidos, en los que tiramos todo por tierra. Y el entrenador era yo, el culpable era yo. Con un nuevo entrenador y nuevos aires, el equipo va a respirar y va a salir adelante.

¿Qué cree que le ha faltado al equipo en estos cuatro o cinco últimos partidos?
Posiblemente necesitaba una nueva motivación y no sé si decir que un poco más de suerte, porque sí es cierto que en momentos puntuales, el fútbol ha sido cruel con este equipo.

Cierra una etapa de dos años y medio en la que ha vivido un sinfín de experiencias. ¿Qué le ha dejado el Celta?
Me deja mucho. Lo digo de corazón. Siempre he dicho que mi equipo, aunque ya ha desaparecido, es el Badajoz. Jugué muchos años allí, lo entrené, lo subí a Segunda, trabajé muchísimo por ese club. Y ahora, mi segundo equipo es el Celta. Soy socio y quiero seguir siéndolo. Renovaré mi carnet porque no sólo ha sido el fútbol, ha sido la ciudad, los amigos que he hecho aquí. Tengo un montón de amigos y he encontrado una segunda familia.

¿Seguirá viniendo a Vigo?
Sí, sí. Mi idea es, a partir de mañana (hoy para el lector), pasar al ostracismo totalmente, desaparecer, debe de ser así. Quiero ser un aficionado más que, desde su casa, verá y animará al Celta. Pero claro que sí, volveré. De hecho, tengo planificado con mi mujer, dentro de mes o mes y medio, cuando mejore el tiempo, empezar el Camino de Santiago desde Francia. Cuando llegue a Santiago, vendré a pasar una semana a Vigo, y también regresaré en verano. Pero desde fuera del fútbol, desde el silencio más absoluto.

El presidente dijo este martes que tiene las puertas abiertas para volver al Celta en un futuro. ¿Valora esa posibilidad?
Es muy difícil valorarlo a día de hoy, pero se lo agradezco. Además, sirve para que todo el mundo sepa que la relación es magnífica y, por lo que me han dicho, creo que hay mucha gente que está siendo injusta con personas como el presidente. Lo llevo muy mal y no quiero que se me utilice para ello porque no tengo ese sentimiento.

¿Y ahora qué piensa hacer? ¿Aceptaría una oferta para entrenar mañana mismo?
Sí. La mejor forma de curar una herida es volver a trabajar. Mañana, yo empiezo a estar en el paro. Si pasado mañana pudiera volver a trabajar, volvería a hacerlo. Tengo la ilusión renovada de aprender de aquello en lo que me he equivocado y de aprender también de todo lo bueno que hemos hecho en el Celta. Entiendo que va a ser muy difícil porque ahora mismo sólo me pueden llamar del extranjero, pero si me llamaran tomaría la decisión porque necesito estar en los campos y me siento bien, con fuerzas. Las heridas se curan trabajando, no metiéndote en casa.

¿Al menos, todo lo sucedido estos días le habrá servido para percibir el cariño que se le tiene en la ciudad?
Claro. He tratado de mantenerme al margen, pero no me han dejado. Por eso digo que sería de mal compañero de viaje de dos años y medio coger e irme. No, de ninguna manera. Tendré siempre en el corazón a Vigo y el Celta, mientras viva, y cada vez que tenga una oportunidad volveré por la cantidad de amigos que he dejado.

Borja Barreira / Atlántico Diario

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