Afouteza e corazón


XOAN CARLOS GIL 
La cosa comenzó bien con el himno cantado por todo el estadio (o por todos los celtistas que había en el estadio) a capella. El cántico resonó en todo el recinto y la emoción invadía a quienes sentimos algo por este escudo. La lluvia no empañaba el espectáculo, más bien lo realzaba. Las batallas por cada balón se convertían en épicas, una lucha cuerpo a cuerpo por ganar la posesión, por llegar más lejos que el rival. Parece que la épica tiene que venir siempre acompañada de agua, como si en seco los nuestros no rindiesen igual que en mojado. 

Pasó hace quince días ante el Almería, y se repitió ayer en un Balaídos que recibió litros y litros de liquido elemento. Los jugadores recibían agua y emitían sudor en una perfecta fotosíntesis, mientras que la afición simplemente emanaba orgullo. Pechos hinchados y hacia fuera por lo que estaban viendo en el recinto municipal. Ni el paso de los minutos amilanó a los nuestros, al tiempo que en la grada los aficionados se crecían. 

"Afouteza e Corazón", reza el himno del Celta, ese que cantamos todos juntos mientras los futbolistas saltaban al césped. Pues ayer hubo afouteza e corazón en dosis industriales. La eliminatoria no se ha acabado, quedan 90 minutos, e igual nos meten cinco en Chamartín, como diría el ínclito Julián Ruiz, pero esto no nos lo quitaría nadie, incluso cuando perdemos. 

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