2012. El año del ascenso


REAL CLUB CELTA
Se cierra el año 2012, un año que tardará en olvidar el celtismo por todo lo que se ha podido vivir, desde principio a fin. Arrancó el año como lo hará 2013: Con un partido el día de Reyes. Y con victoria, esperemos que eso también sea calcado. Una victoria que servía para descubrir al gran Orellana que ya solo sería héroe el resto de la temporada, y para darnos cuenta de que Toni era un sustituto de garantías para el veterano De Lucas. En enero entregamos el primer Trofeo Manuel de Castro a Álex López, justo el mismo día en que una lesión paró el reloj del récord de imbatibilidad de Yoel. Una lesión frustrante para el de Coia, que no solo perdería el récord, sino también la titularidad que ya no recuperaría. El celta ganó otro portero en la figura de Sergio. 

Pero ni el cambio de portero alteró el plan del Celta, que continuó ganando, con remontada épica ante el Almería, con goleada ante el Numancia, y sobre la bocina ante el Valladolid, completando el par de meses más exitosos de todo el año, porque luego llegarían sobresaltos y sustos. De tener 7 puntos de ventaja sobre el Valladolid a verse superado por el conjunto castellano. Entre medias pasó de todo: El partido suspendido en Cartagena por una agresión a un asistente de Pino Zamorano sin ser hallada el arma del crimen, el apagón de Guadalajara y aquel partido de 10 minutos jugado un miércoles por la mañana. Lo nunca visto. 

Y sí, el gol de Manucho. Son muchos los que sostienen que el angoleño dio el ascenso al Celta con aquel tanto en propia puerta ante el Hércules que dejó a su equipo, el Valladolid, sin dos puntos que le impedían depender de sí mismos en la recta final del campeonato. Era el Celta quien tenía esa ventaja y la aprovechó, con goleadas, remontadas épicas, y sobre todo, con esa victoria al Xerez en un día inolvidable. Arrancó la primera mitad con penalti a favor del conjunto azulino y expulsión de nuestro Sergio. El Celta empató antes del descanso y la segunda parte, como si alguien muy retorcido escribiese el guión, arrancó idéntica a la primera, en la misma portería, con penalti y expulsión, esta vez a favor del Celta. El partido acabó 4-1, pero fue un resultado engañoso, porque aquel día sufrimos y disfrutamos a partes iguales. 

Fue el paso definitivo, si se había superado eso, no habría nada que no se pudiese superar. Y así fue hasta que llegamos a la jornada definitiva con ese paripé de partido en el que a ambos equipos les servía un empate para alcanzar sus objetivos. Ambos los alcanzaron, por supuesto. El Celta estaba en Primera. Cinco años después todos respiramos aliviados. Lo habíamos alcanzado. Pasase lo que pasase el resto del año, 2012 sería inolvidable. Y así fue. El año del ascenso. 

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