Pedro Botelho está sobrado de talento futbolístico, como ha demostrado en sus años en la Liga española, pero ese mismo talento, desperdiciado, no le ha permitido triunfar en ninguno de los múltiples equipos en los que ha militado. El brasileño fue fichado por el Arsenal en el año 2007, y desde entonces emprendió una gira que le ha llevado a recorrer un buen puñado de equipos españoles sin triunfar en casi ninguno de ellos. Jugó dos años en la UD Salamanca, de donde pasó al Celta. Cuando visitó El Helmántico con la casaca celeste fue silbado, y entonces comprendimos ciertas cosas.
Su estancia en Vigo estuvo marcada por la irregularidad, la de un gran futbolista que se iba de los partidos y evadía ciertas responsabilidades. También lo notaron en Cartagena, a pesar de que allí también cuajó una buena temporada, que llamó la atención de los clubes de Primera División. En el verano de 2011 recaló en Vallecas para jugar en el recién ascendido Rayo Vallecano. No le iban mal las cosas en el popular barrio de Madrid, pero en el mes de enero fue detenido por la policía tras dar positivo en un control de alcoholemia tras, supuestamente, haberse dado a la fuga. Fue el comienzo del fin, ya que ese incidente precipitó su salida del conjunto.
El Levante lo acogió en su seno, pero tampoco le fueron bien las cosas con el conjunto granota, que lo expedientó por abandonar la concentración del equipo granota tras jugar en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid. Peleas con compañeros o entrenadores han marcado la trayectoria de este trotamundos del fútbol, que a sus 22 años ya ha pasado por unos cuantos vestuarios. El verano pasado fichó por el Atlético Paranaense, que milita en la segunda categoría del fútbol español, en lo que puede ser el inicio de la cuesta abajo de su carrera como futbolista, aunque todavía es joven y puede reconducir la situación.
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