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Apenas se hace mención en los medios de comunicación a la conferencia que hace unos días dirigió el Presidente Carlos Mouriño ante un grupo de jóvenes empresarios vigueses. La experiencia me lo puesto en bandeja: es una pena que apenas se hiciesen eco de la misma, porque esa conferencia realmente fue muy clarificadora sobre el mundo del fútbol en el tiempo actual. El propio Presidente se dirigió al grupo de empresarios dejando claro la casposa bicefalia que hay dentro del futbol español. Dejó claro lo que ya todos sabíamos, que los derechos de televisión no hacen si no ahondar en la diferencia entre los dos grandes clubs de este país y el resto de la mundanal liga LFP, relegados al simple papel de comparsas o sparrings ilustres en busca de un milagro deportivo pocas o muy pocas veces permitido. Tirar de la heróica siempre ha sido una salida muy nuestra.
Hacía también el Presidente un repaso sobre los posibles descensos administrativos, y lo hacia de una manera realmente demoledora. Según el propio Presidente Mouriño no cree que en este país se vayan a producir descensos administrativos por impagos. Pero no por una razón de solvencia económica de los clubs, sino porque los propios clubes tienen determinado peso político, (en concreto en su afición). Y los políticos este país son muy dados a inmiscuirse en cosas que no tienen demasiado que ver con la política, por el simple afán recaudatorio de votos. Es decir que los principales clubes de este país por volumen siempre gozarán de privilegios que no gozarán los demás y el resto de los puferos futbolísticos no sufrirán el peso de sus propias acciones o de sus propios desmanes. Y las escuetas palabras en este sentido del Presidente no dejan de ser demoledoras: la solvencia económica, la articulación de una sociedad anónima deportiva como una empresa solvente, el rigor tanto administrativo como contable sólo existe para aquellas sociedades o aquellos clubes pequeños a los que les cuesta sobrevivir en la élite.
Por lo tanto si el Celta quiere crecer tiene que ser mejor que los demás y no sólo en el aspecto deportivo, sino también a niveles administrativos y contables. Debe dotarse de infraestructuras y estructuras que le permita crecer a medio y largo plazo como institución o empresa. Y lo haremos. Lo haremos si seguimos apostando por este modelo de club, basado en la cantera a medio y largo plazo, en fichar lo poco que no pueda nutrir la cantera, con refuerzos de contrastada calidad, profesionalidad e implicación en los objetivos del propio club.
No será fácil. Debemos darnos cuenta de cuál es la nuestra situación real: competimos en un mercado que es abiertamente injusto, manipulado y falseado, donde algunos fichan todavía a precios exorbitantes jugadores que normalmente no estarían a su alcance y a los que posteriormente no paga, o sí lo hace lo hace mal y a rastro. (generalmente con juzgado de por medio). Nos movemos en un mercado persa donde la falsedad económica, y el falseamiento de lo que cada empresa puede gastar es norma común y de estilo, donde las televisiones son el maná caído del cielo y principal fuente de ingresos, con magreo indecente de aficionados como efecto colateral y secundario.
No podemos jugar una liga que no es la nuestra. No podemos competir con los grandes trasatlánticos de la liga, si no lo hacemos de dos maneras: la primera es jugar el mismo juego que ellos : falseando, mintiendo, negando. Para los desmemoriados, les recuerdo que siguiendo este mismo modus operandi nos asomamos con los dos pies encima del abismo. Es curioso que todavía haya algunos nostálgicos de estas épocas. La segunda manera es ser nosotros mismos y existir por nosotros mismos, creciendo poco a poco, no sólo a niveles deportivos sino incluso institucionales y de infraestructura, como empresa, como club, firmando convenios con todos los clubes de fútbol modestos de este pequeño país. Aferrándonos al trabajo duro, a la búsqueda del talento y a la formación de ese talento. Creyendo en nosotros mismos como una institución que debe seguir creciendo, trabajando con las manos en el barro para construir algo nuevo. Empezando como estuvimos: desde abajo pero nunca decreciendo, sin castillos en el aire, con rigor y con esfuerzo. Sinceramente yo prefiero la segunda vía, por muy dura y dolorosa que pueda llegar ser. Y esta misma reflexión entiendo que la ha hecho el propio consejo directivo del Real Club Celta, y no solo su presidente. Nuestro modelo de negocio y proyecto deportivo por lo tanto es otro. Y debemos aferrarnos a él porque es nuestra única fuerza, y nuestra única posibilidad de salvación.
Así que ya saben: si son ustedes de los que les gustan las glorias deportivas que campean por España, (mientras se dan pelotazos urbanísticos) o de los que les gusta ser algo más que un club, (como por ejemplo una plataforma para jalear a una burguesía elitista-pro independentista) o vestirse de fasto y cochambre (mientras la agencia tributaria le embarga las taquillas, las cuentas bancarias, los salarios y hasta la lotería de Navidad) no lo duden. Les recuerdo que hay otras opciones en el mercado del forofeo fácilmente identificables, con más reconocimiento mediático, y más propicias a sus ambiciones.
Pero si son ustedes de los que creen en la gente joven, en cambiar las cosas, en despolarizar este mundo del fútbol, en crear-algún día- una competición más justa, más equilibrada, en la creación de un orden nuevo, sigan siendo del Celta por muy duro que sea. Recuerden que todo fluye y nada permanece. Quizás sea pronto llegado el día en que estos clubes que antes citaba, y todos los demás, deban rendir cuentas de los desmanes anteriores. Quizá es de lo poco justo que está sucediendo durante esta crisis. Acaso sea que incluso nivel europeo se hayan cansado de que nuestros clubs de fútbol sean una especie de pequeña mafia donde todo es fácilmente justificable, incluida la evasión fiscal. O no. Pero para volver a cometer viejos errores siempre estamos a tiempo. Crean ustedes en sí mismos y en lo que se está haciendo, y renieguen de esta casposa bicefália futbolística que nos gobierna. Sean mejores. Sean diferentes. Pero eso sí, deben estar preparados porque hay que trabajar muy duro, y será dificil seguir animando en los momentos más críticos.No habrá cámaras ni sonrisas durante ese tiempo, no hablarán de nosotros ni aunque nos hayamos muerto. Pero eso sí: al final del camino la recompensa merecerá la pena.
1 comments:
Incrible, tes toda a razon no que dices, eu particularmente penso o mesmo, somos un exemplo de clube, e temos que estar moi orgullosos!Forza celta!
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