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Foto: Enrique de la Fuente |
Es algo que ya se venía barruntando desde las primeras
jornadas, pero que se ha hecho patente en los dos últimos compromisos. Iago
Aspas está a un nivel espectacular, increíble. Ya es considerado por muchos
como el futbolista revelación de la Primera División y todo apunta a que, de
seguir a este ritmo, su futuro estará lejos de Balaídos. Recibe elogios allá
por donde va, suscita la sorpresa y miedo de los rivales, y genera admiración
en los compañeros.
Unos compañeros,
especialmente los de la parcela ofensiva, que en los compromisos más recientes
parecen incapaces de acompañar al genial futbolista moañés. Su nivel es tan
alto que desborda en la comparación con el resto. Frente a Rayo y Mallorca, el
Celta dio la sensación de solo poder crear peligro a través de las botas del
canterano, lo que sin duda supone un problema.
Y es que un equipo
no puede depender única y exclusivamente de la inspiración de un solo futbolista.
Menos, si ese equipo es un conjunto diseñado para salvar la categoría. El Celta
necesita de la explosión definitiva de Park, de la recuperación de Krohn-Dehli
o Augusto, del buen rendimiento de Bermejo, la clase de De Lucas, la calidad de
Toni… Todos ellos han aparecido en momentos puntuales a lo largo de este curso,
especialmente el argentino y el cántabro, pero no han terminado de alcanzar ese
punto de forma que les permita marcar las diferencias.
El equipo vigués
necesita de su fútbol y también de sus goles. El apartado goleador es un tema
preocupante, pues tan sólo Augusto Fernández ha encontrado portería de entre
todos los futbolistas de segunda línea. Obviando su gol ante el Getafe y el de
Cabral en Valencia, solo los delanteros celestes -de entre los que, por supuesto, destaca Iago
Aspas con 5 dianas- han conseguido perforar la meta rival.
En resumen, el
caudal ofensivo de un equipo no puede emanar exclusivamente de un futbolista. A
excepción del choque del Camp Nou, el Celta lleva aproximadamente un mes sin
desarrollar el fútbol que tan grata sorpresa causó en el inicio de curso. Esto
quizás se deba al bajón de rendimiento de algunos futbolistas de segunda línea
o al hecho de que la tremenda evolución de Iago Aspas haya obligado a restar
protagonismo al resto. Lo que está claro es que sólo con el de Moaña no llega.
Sin duda tiene que ser el actor principal de la película, pero Herrera debe ajustar el resto del reparto para que los
secundarios estén a la altura. Solo así se podrá ver un buen largometraje.
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