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El pésimo estado en el que se encuentra el estadio de Balaídos volvió a hacerse evidente el pasado domingo, cuando minutos antes de que comenzase el partido contra el Mallorca varios cascotes de la fachada exterior de la grada de Marcador cayeron a la acera por la que en aquel momento paseaban decenas de aficionados vigueses. Sin embargo, los responsables del Celta prefieren desentenderse de la situación al menos públicamente y aducen que es responsabilidad del Concello, propietario del estadio.
El incidente del pasado domingo, que obligó a la Policía y a los bomberos a acordonar la zona, adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que es la segunda vez este año que ocurre algo similar durante un partido del Celta. El pasado mes de marzo, coincidiendo con la visita del Numancia a Balaídos, varios cascotes se desprendieron de la grada de Río Alto, cayendo muy cerca de un grupo de aficionados que presenciaba el partido en Río Bajo. Afortunadamente, tanto entonces como el pasado domingo no hubo heridos, pero el penoso estado en el que se encuentra el coliseo olívico lo convierte en un peligro para la integridad de los aficionados que cada quince días pueblan sus gradas.
Balaídos fue inaugurado en 1928 y su última gran reforma se acometió en 1982, con motivo de la celebración del Mundial de fútbol en España. Desde entonces, se han llevado a cabo reparaciones puntuales como la que el Concello ?que ayer no se pronunció acerca de lo acaecido el domingo? realizó el pasado mes de marzo.
Los dirigentes del Celta, por su parte, se limitan a señalar que es un 'tema del Concello', a pesar de que esta temporada han llevado a cabo una inversión importante en el estadio para tapar el foso, eliminar varias filas de asientos, reformar los vestuarios o construir una nueva zona VIP. Mientras tanto, ni unos ni otros parecen preocuparse por lo que pueda pasar con el desprendimiento de cascotes.
Atlántico Diario
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