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JOSÉ LORES |
Emigró para poder triunfar en su tierra. El objetivo de Dani Abalo era emular a su compañero Toni. Se enfundó la elástica del Nástic de Tarragona para tener minutos. Llegaba a un equipo necesitado, en la zona baja, y cuya necesidad imperiosa por puntuar era vital para eludir el descenso. Su aventura en tierras catalanas no tuvo final feliz. El conjunto dirigido bajo la batuta de Jorge D´Alessandro acabó perdiendo la categoría.
Su verano fue difícil. Dani Abalo tenía la puerta del Celta abierta. Paco Herrera había sido claro con él. Apenas tendría minutos. Empezaría el curso siendo el último atacante en la rotación. Sin embargo, el arousano optó por quedarse. Su sueño es defender la camiseta del cuadro celeste en Primera División. El extremo diestro, una de las grandes promesas de la cantera, volvió a jugar con el equipo de sus amores. Lo hizo casi once meses después desde que aquel 17 de diciembre del año pasado participó en la victoria ante el Guadalajara en Balaídos (2-0).
Dani Abalo disponía por aquel entonces de sus oportunidades para convencer a Herrera. Unos días antes jugaba la vuelta de la Copa del Rey en Cornellá. Una polémica decisión de Velasco Carballo (expulsó a De Lucas mostrándole dos amarillas consecutivas) propició que el Celta no pudiese poner en apuros al Espanyol, conjunto que acabó apeando al conjunto vigués del torneo del KO (0-0 / 4-2).
Hoy apenas tuvo media hora para convencer a su entrenador. Creó peligro, pero sus embestidas no encontraron ni a Park ni a Joan Tomás. En la vuelta todo indica que podrá tener otra oportunidad. Deberá aprovecharla, pues una posible eliminación podría dejar casi sin opciones de jugar a un Dani Abalo que estaba llamado a ser uno de los referentes del conjunto vigués.
Carlos I. Castrillón / Faro de Vigo
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