El Celta visita el templo del Fútbol Club Barcelona, un estadio que no se le ha dado bien a lo largo de la historia, ya que nunca ha ganado. Su única victoria en Barcelona fue en el antiguo estadio de Les corts. Eso sí, ha elminado al menos en un par de ocasiones al Barcelona, la última en 2001, en semifinales. En aquella ocasión no solo supuso la eliminación de los culés, sino el último partido de Guardiola como azulgrana, privado de la oportunidad de pelear por un título en su última temporada.
Hoy todo será diferente. La diferencia entre ambos equipos no es la que existía en 2001, pero a buen seguro que este equipo gana a aquel en ilusión. Si Paco Herrera no se saca experimentos raros y pone a jugar al Celta como acostumbra, es posible que salgamos goleados, pero al menos dejaremos la imagen de lo que realmente somos. Un equipo alegre, que gusta del buen fútbol y al que cualquier aficionado puede ver y disfrutar. Sea del equipo que sea. Si salimos a amarrar, saldremos goleados igualmente y la imagen será muy distinta. Hoy el Celta, más que nunca, debe ser el Celta. La única manera de ganar es ser uno mismo.
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