Memorias de cinco décadas de derbis


ATLÁNTICO
El 7 de diciembre de 1969, Celta y Deportivo empataron 2-2 en Balaídos. Aquél fue el primero de los trece derbis disputados por Manolo Rodríguez, 'El Gran Capitán', y el primero de los 41 que suman en total cinco futbolistas que han vivido desde dentro la fiesta del fútbol gallego a lo largo de cinco décadas diferentes.

Manolo desarrolló la mayor parte de su carrera en los años setenta. Atilano Vecino llegó a Vigo en 1982 y se retiró a principios de los noventa. Vlado Gudelj coleccionó goles con la casaca celeste entre 1991 y 1999. Borja Oubiña dio el salto al primer equipo, que hoy capitanea, en 2003. Y Andrés Túñez debutó en Liga con el Celta en enero de 2010. Los dos últimos, protagonistas del derbi que el próximo sábado alberga Balaídos, describen junto a tres históricos del club las sensaciones que produce medirse al eterno rival.

Manuel Rodríguez Alfonso (Cangas, 1947) disputó 226 partidos con el Celta en Primera División, marca sólo superada por Aleksander Mostovoi (235). Desde su debut, en 1969, hasta que colgó las botas en 1982, 'El Gran Capitán' vivió ocho inolvidables victorias sobre el Deportivo. 'Guardo recuerdos muy bonitos porque los derbis eran algo más que un partido de fútbol, por la rivalidad existente entre las dos ciudades, y sobre todo para alguien como yo, que soy de Vigo. Eran las victorias que más se disfrutaban, junto a las que lográbamos contra Real Madrid o Barcelona, que eran equipos que parecía imposible derrotar, aunque no tanto como ahora', apunta.

La gran diferencia entre los duelos de hace cuarenta años y los que se celebran hoy en día está en el modo en que lo viven los seguidores de uno y otro equipo. 'Siempre hubo rivalidad y no se va a perder nunca, aunque entonces no había los problemas que hay ahora con los aficionados. Hay gente que va prácticamente escoltada hasta la grada. De aquella era una fiesta, iba mucha gente de Vigo a Coruña y al revés, se paseaban e iban a tomar algo en la ciudad del equipo rival y no pasaba nada más allá de alguna discusión puntual. No eran todos angelitos, pero la convivencia era mucho mejor', indica.

Ahora, al menos, la plantilla del Celta vuelve a tener el acento gallego que un día perdió y Manolo lo disfruta como aficionado que es, además de leyenda viva del club. 'Como celtista, es una satisfacción que haya tanta gente de la cantera, con tanta calidad y que lo estén haciendo tan bien. Subieron al equipo a Primera y que sea por muchos años', desea el histórico capitán celeste, que hoy por hoy ve a su equipo un paso por delante del Deportivo. 'Veo al Celta un pelín mejor y tiene que aprovecharlo porque es un partido importante ante un rival directo', resume.

Apenas unos meses después de la retirada de Manolo, un joven futbolista zamorano cubrió su hueco en la defensa del Celta. Precisamente, el pasado día 13 se cumplieron treinta años de la llegada a Vigo de Atilano Vecino (Coreses –Zamora–, 1958), que desde entonces ha permanecido ligado de un modo u otro al club vigués. Una docena de derbis contemplan su trayectoria. Algunos difíciles de olvidar, como aquel 5-0 que el Celta le endosó al Deportivo de Arsenio Iglesias en la temporada 1984/85, que acabó con los vigueses subiendo a Primera. Todos, en cualquier caso, únicos. 'Eran partidos bonitos, intensos, que se vivían con mucha pasión, con muchas ganas de agradar a nuestros seguidores, a la gente de Vigo, a los simpatizantes del Celta. Jugar contra el Deportivo implicaba que hubiera un plus de emotividad', recuerda Atilano, quien, como Manolo, destaca lo mucho que se ha enrarecido el ambiente entre los seguidores celestes y los blanquiazules: 'La única diferencia que veo es que antes había menos problemas en el plano social. Nosotros íbamos a Coruña tranquilos, a pasar allí el día y comer tranquilamente antes del partido. Y ellos venían aquí igual. Luego, el ambiente se enrareció con cosas sin ningún sentido'.

Los futbolistas de la tierra maman los derbis desde su más tierna infancia, pero para los jugadores llegados de otros lares no resulta difícil asimilar cuán importante es este partido para los gallegos. 'Si llegas nuevo y a lo mejor no estás muy enterado de lo que es un derbi en Galicia, no te preocupes que los compañeros de vestuario te lo recuerdan. Entonces, los Maté, Lemos, Gelo, Lucas, etc. te hacían ver que era un partido en el que te jugabas más que los tres puntos: que te vacilaran, el pique deportivo Vigo-Coruña, el orgullo de ser del Celta o del Deportivo… Apretabas los dientes y muchas veces el público te llevaba en volandas. Eran partidos muy emotivos y apasionados', explica Atilano.

Emotividad y pasión desprenden también las palabras de Vlado Gudelj (Mostar –Bosnia–, 1966), tercer máximo goleador de la historia del Celta en Primera División, cuando se refiere a los duelos ante el Deportivo. 'Los derbis siempre han sido partidos especiales y no son comparables con ningún otro. Se viven con mucha tensión y el entorno del partido también es especial: las aficiones, el ambiente, la presión, el estado anímico de los jugadores… Es un partido que hay que vivir como futbolista, un partido para disfrutar', exclama. 'La gente te lo cuenta, pero hasta que no vives realmente lo que es, no hay palabras para explicarlo. Sólo el hecho de acercarte al campo, ya sea Balaídos o Riazor, y ver el ambiente que hay, es un plus. Vives muchas emociones', añade el bosnio, que marcó en el único derbi de los nueve que disputó en el que salió victorioso. 'Tuve la suerte de ganar en Riazor y fue una de las victorias más importantes de mi carrera', reconoce.

Hoy, como delegado del Celta, Gudelj disfruta con un equipo plagado de futbolistas nacidos en Galicia y formados en A Madroa: 'Hay épocas en las que se vive con más pasión y otras con menos, pero ahora nosotros tenemos a mucha gente de la cantera y eso hace que, sobre todo por nuestra parte, se viva más el derbi gallego. No es como antes, cuando había mucho extranjero. Ahora está gente como Oubiña, Mallo, Lago, Sergio, etc., a la que le apasiona el derbi'.

Se refiere Gudejl a Oubiña (Vigo, 1982) y el capitán refrenda sus palabras. 'Para nosotros es especial porque somos muchos gallegos y llevamos desde pequeños viviendo los derbis', explica el internacional vigués, que a la vez destaca lo que supone vivir por primera vez un encuentro de estas características. 'No tiene nada que ver con lo que vives antes porque el ambiente que rodea estos derbis es muy especial. Es una de las cosas que más impacta y es muy bonito vivirlo desde dentro', asegura.

Su primera vez, cierto es, fue especialmente dolorosa. Penúltima jornada de la temporada 2003/04, el Celta visita Riazor en una situación crítica. 'Al principio sí pesan las piernas, se notan los nervios. Me pasó sobre todo en mi primer derbi, por la situación en la que estábamos. Si perdíamos ese día, prácticamente descendíamos. Se juntaba un poco la situación, el derbi, mi inexperiencia… Uno no nace aprendido y necesita vivir experiencias para acostumbrarte a ellas', explica Borja. Aquel día, disputó los 90 minutos en la derrota del Celta (3-0) en A Coruña, preludio del descenso que se materializó ante el Mallorca en Balaídos.

Ocho años más tarde, aquel prometedor debutante es el capitán del Celta, cuya experiencia le dice que el esfuerzo es la receta que nunca falla. 'Las derrotas en los derbis duelen más que cualquier otra porque sabes que decepcionas a mucha gente, pero al final te das cuenta que en el fútbol, siendo honesto con uno mismo, acabas siendo honesto con la gente. De lo que se trata es de dar el máximo. Si luego ganas, fantástico, pero lo que te pide la gente es que dentro del campo te des todo', apunta.

Oubiña es el referente de la generación de canteranos que ha devuelto al Celta a Primera y Andrés Túñez, compostelano nacido en Caracas hace 25 años, uno de sus miembros más destacados. El último derbi, disputado en Balaídos el pasado 15 de abril, fue el de su debut. Ahora, espera evitar los errores cometidos entonces. 'Es un partido muy especial, pero tenemos que ser más serios que el año pasado. Salimos un poco alocados y perdimos los dos. Hay que tener sangre fría y tranquilidad. Sabemos que la afición tira mucho, te da más fuerza y eso se nota, pero nosotros tenemos que ser una piña y saltar al campo como en cualquier otro partido', dice el internacional venezolano, que recuerda cómo disfrutaba estos choques en su niñez. 'Soy una persona muy tranquila, aunque los vivía con intensidad. Siempre quise que ganara el Celta y a veces me exaltaba por una falta no pitada o algo así, pero sin insultar a la gente porque no lleva a ningún sitio. Ojalá éste sea un derbi tranquilo, que todo el mundo disfrute del fútbol y ganemos nosotros', remacha.

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