Goleada celeste en el derbi de canteras


RICARDO GROBAS
La semana previa al clásico gallego reabre el debate interminable e irresoluble de qué equipo representa mejor a Galicia o es superior en la comparación. El Deportivo, en el duelo histórico, esgrime sus títulos; el Celta, su mayor permanencia en la elite (47 temporadas por 42). En trascendencia social, la parroquia blanquiazul presume de mayor número de abonados; circunstancia coyuntural, del Superdépor a esta parte, replican desde el celtismo. La gran baza celeste en la discusión identitaria la proporciona la composición de la plantilla. El regreso a Primera División se ha cimentado sobre la cantera y esta, pese a los importantes refuerzos, conserva una importancia primordial en el plan. En el Deportivo, en cambio, escasean los jugadores formados en casa.

El número de gallegos del Celta prácticamente se mantiene. Yoel se ha ido cedido igual que Jota, que no pasó de meritorio. El hueco lo cubre Jonny, que ya ha debutado en Primera ante Osasuna. Paco Herrera habla abiertamente de media docena de juveniles que se asoman con fuerza en el horizonte inmediato. 

El club promete ser fiel al giro copernicano iniciado durante el proceso concursal, con el impulso esencial de Eusebio. Ciertamente los fichajes (Varas, Krohn-Dehli, Augusto, Cabral, Park) han aterrizado con la etiqueta de titulares. Todos reconocen que imprimen un salto de calidad al colectivo. Abalo desempeña un papel marginal; Vila, Sergio y Toni pierden protagonismo. Con todo, seis futbolistas del once inicial más habitual tiene el gen de A Madroa: Hugo Mallo, Túñez, Roberto Lago, Oubiña, Álex López y Iago Aspas. La ausencia de cualquiera de ellos en el derbi del sábado resultaría sorprendente.

La escuela deportivista tiene un número mucho más limitado de representantes en la plantilla profesional. Seoane no cuenta para Oltra. Los otros dos valores coruñeses se han alternado en la distribución de roles. Juan Domínguez, centrocampista de clase, esencial en Segunda, aún no se ha asentado en Primera. Comenzó jugando y ha perdido el sitio. Bergantiños, medio de contención, ha dibujado el itinerario contrario. Secundario en los partidos iniciales, su tenacidad le ha abierto un espacio propio en la medular ideal de Oltra, junto a Abel Aguilar. Posiblemente sea el único canterano blanquiazul que pise de salida el césped de Balaídos.

Faro de Vigo 

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