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JORGE LANDÍN |
Park Chu Young debutó el pasado sábado con la camiseta del Celta. Fue en Mestalla y el debut no fue el soñado. El surcoreano apenas contactó con el balón, abandonado como un islote en la punta de ataque sin apenas poder combinarse con sus compañeros. Las condiciones no eran las mejores. Park llegó con el mercado de fichajes a medio cerrar, y sin apenas poder entrenarse con sus compañeros volvió a marcharse para jugar con su selección, así que llegó a Mestalla con un par de entrenamientos con el grupo y con la barrera idiomática como obstáculo.
No jugó bien, tampoco se esperaba, pero había confianza en que entrenando una semana al lado de sus compañeros podría ofrecer algo más. Contaba además con el apoyo (y la exigencia) de un país a sus espaldas. La cadena KBS cubrió todas sus evoluciones desde el jueves hasta el día del partido. Detrás de la portería de gol, micrófono en mano, se encontraba la Sara Carbonero coreana esperando que el ídolo de su país ofreciese algo. Hubo que esperar, porque Herrera optó por Mario Bermejo, así que no vimos al coreano hasta mediada la segunda mitad, pero una vez en el campo tan solo hubo que esperar 3 minutos, el tiempo que tardó en tocar su primer balón, para que Park se estrenase como goleador celeste.
Era un gol significativo. Por un lado daba la victoria al Celta, y servía para que Park se presentase en sociedad ante su afición, y por otro suponía el primer gol de un futbolista nacido en Corea del Sur en Primera División, en la que dicen es la mejor liga del mundo. La reportera coreana se emocionaba, y Balaídos se iba enamorando del "18" celeste, que aún tuvo otra oportunidad para sentenciar el partido con una buena maniobra dentro del área que finalizó con un disparo discreto. Sería la puntilla del Getafe y habría que sacar a hombros del estadio al coreano.
Con Park el celtismo sueña, y más si a su lado están Aspas, Augusto y Krohn-Dehli. Los límites de nuestros sueños nos los pondrán ellos, con su habilidad y talento. Por supuesto que vendrán días malos, días en los que no sale nada e incluso ellos estén por debajo de su nivel. Y por supuesto que llegarán derrotas y la tristeza nos invadirá, pero lo que a día de hoy nadie nos puede quitar es la ilusión. Ellos lo han conseguido. Que dure mucho.
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