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Por vicisitudes del calendario, el Celta se medirá cada fin de semana al rival que jugó su anterior partido contra el Barça. En los últimos ocho años, buena parte de los equipos que se encontraron en esta situación no lograron cumplir con sus objetivos, que en el caso de los vigueses sería la permanencia.
El calendario de Primera División ha sido caprichoso con el Celta. Lejos de los primeros análisis en los que se estudiaba cuándo se jugaría el derbi contra el Deportivo o la conveniencia de las fechas fijadas para medirse con los grandes de la Liga, los celestes tendrán que vivir con una constante a lo largo de toda la competición: jugar contra los equipos que acaben de enfrentarse al Barcelona.
Este fin de semana, el conjunto olívico visitará a la Real Sociedad en el encuentro que abre la segunda jornada (sábado, 19.00 horas). Los guipuzcoanos vienen de caer derrotados, con goleada incluida, en el Camp Nou ante el Barcelona y es seguro que saltarán a Anoeta un poco más presionados ante la necesidad de sumar los primeros tres puntos de la temporada. Como comentó ayer el portero del Celta, Javi Varas, en rueda de prensa, esta situación "puede ser un arma de doble filo". Los rivales del Celta pueden venir tocados anímicamente o bien motivados y con ganas de lamerse las heridas.
Lo cierto es que en los últimos ocho años, por tónica general, los equipos que sufrieron en sus carnes este mismo capricho del calendario lo acabaron pagando. El Barcelona ha sido el dominador de la competición desde la temporada 2004-2005, conquistando cinco títulos de los ocho posibles y los conjuntos que recibieron en todos estos años al rival que dejaban los catalanes casi nunca lograron cumplir sus objetivos.
En la campaña 2004-2005, el Barcelona ganó la Liga, sucediendo al Valencia (último campeón que no fuese Real Madrid o Barcelona). El equipo que se enfrentó a lo largo de todo el campeonato a los clubes que dejaba atrás el conjunto azulgrana fue el Levante, recién ascendido aquel año y que no logró su objetivo de la permanencia, terminando en la 17ª posición y consumando su regreso a Segunda.
Dos temporadas después, en la 2006-2007, aunque el Barcelona terminó segundo por detrás del Madrid, el Nástic de Tarragona, que partía con la meta de la permanencia en su primer año en la categoría, terminó en la última posición y otra vez en Segunda tras jugar, jornada tras jornada, con los equipos que soltaba el conjunto entrenado, en aquel entonces, por Frank Rijkaard. Mismo destino sufrió el Zaragoza en la siguiente campaña, que con uno de los mejores equipos de la Liga aspiraba a jugar en Europa y finalizó en el 18º lugar de la tabla, condenado al infierno de Segunda.
Un año después fue el Real Madrid el encargado de enfrentarse a los equipos que venían de jugar contra el Barça y sin duda no consiguió su objetivo, que era ganar la Liga, que cayó del lado culé. Finalmente, la temporada pasada, fue el Sevilla del propio Javi Varas el que jugó, uno tras otro, contra los conjuntos que acababan de jugar contra el Barcelona. Los hispalenses, aspirantes a entrar en Champions, terminaron novenos, muy lejos de sus objetivos.
El Mallorca de la 2005-2006, el Almería de la 2009-2010 y el Valencia de la 2010-2011 fueron los únicos que lograron cumplir sus metas marcadas antes del inicio de cada una de las temporadas. Los baleares aseguraron la permanencia con su 13º puesto. El Almería, que buscaba mantener la categoría, lo consiguió con su 14º puesto y el Valencia entró en Champions en la 2010-2011, logrando con solvencia el 3º puesto de la tabla, inmediatamente por detrás del Barcelona y del Madrid.
El Celta tendrá que luchar contra esta constante a lo largo de la temporada y tratar de seguir los pasos del Mallorca, Almería y Valencia para quedarse en Primera.
Marcos Romero / Faro de Vigo
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