¡Felicidades amigo!

Una formación del Celta en la Temporada 1986-87

Naciste un 23 de agosto de 1923. Hace hoy 89 años. Cuando tu comenzaste a dar tus primeros pases, mis padres aún no habían nacido, y mis abuelos eran apenas unos niños que correteaban por cualquier patio, ajenos, probablemente, a los que se les venía encima. Tú también pasaste unas penurias parecidas, aquellas que te llevaron a dejar de tener actividad durante la guerra civil, que llegó justo después de que lograses, por primera vez, el ascenso a Primera División. Tuvieron que pasar tres largos años de ausencia de fútbol, de hermanos matándose detrás de una trinchera. Y volviste, y un 3 de diciembre de 1939, Nolete marcaba el primero en Primera. Luego vendrían muchísimos más. Vendrían Pahíño, y un poco más tarde Miguel Muñoz y Alonso, y con ellos la primera final de Copa en 1948. Viviste tu primera época dorada, con  un buen puñado de años consecutivos en la máxima categoría hasta llegar a los años sesenta.

La década de la felicidad, es recordada como el siglo oscuro del Celta, que padeció en Segunda División durante diez años, buscando el regreso a Primera, y cuando lo logró, decidió montarse en el ascensor. Un vaivén, una locura, que llevó al Celta a pasar de Primera a Segunda B, y de Segunda B a Primera en cuestión de cuatro años. Una montaña rusa de emociones, un vaivén de sensaciones, viviendo ascensos y descensos continuamente, entre 1970 y 1992.  Inasequible al desaliento seguiste tú camino, que había quedado marcado a fuego por la garra del gran capitán Manolo, o la clase de Luis Villar. 

Y en el ascensor nos conocimos. Habías bajado a Segunda y peleabas por subir otra vez a Primera. Corría el año 87 del siglo pasado y me enamoré. No sé si fue mutuo, nunca me importó mucho. Los goles de Baltazar, el penalti de Riazor... aquella liga del play-off que fue para el Celta, que regresaba a Primera, su hábitat natural. Aquel día decidí caminar junto a ti para siempre. Y aquí estoy, casi 30 años después, tras haber visto a Baltazar, Maté, Vicente, Amarildo, Gudelj, Cañizares, Otero, Andrjasevic, Engonga, Patxi Salinas, Revivo, Mazinho, Mostovoi, Karpin, Gustavo López, Mido, Oubiña, Canobbio, Pinto, Álex López, Iago Aspas... y tantos otros que hacen que seguirte merezca la pena. Este año, cuando subimos juntos en el ascensor me acordé de aquella tarde en la que nos hicimos amigos. Ojalá no necesitemos cogerlo nunca más. 

No puedo prometer que dentro de 89 años siga estando aquí, me conformo con saber que tú si lo harás. ¡Felicidaes, amigo!