"La Segunda División ha abierto las puertas a esta generación"


Foto: M. Moralejo
Roberto Lago y Jonathan Vila, canteranos ambos, han sido los únicos de todo la plantilla que han vivido desde el primer día el ciclo en Segunda. Con ellos comenzó Borja Oubiña el último domingo de agosto del 2007, pero el capitán se fue después a Inglaterra. Lateral y central repasaron los momentos duros de estos cinco años que debieran tocar a su fin el domingo. Desde el descenso, al drama del Alavés, a la regeneración y a la apuesta por la cantera. Porque no todo ha sido malo en el descenso. El paso por Segunda ha servido para que una generación de futbolistas haya salido del cascarón para hacerse profesional y estar a un punto de la élite.

«La Segunda División ha abierto la puerta a esta generación, que es muy buena, con hasta nueve de casa titulares, es digno de admirar, es un reconocimiento al fútbol gallego, al futbolista gallego y a la cantera, que puede estar a un buen nivel», comentó Roberto Lago, el segundo capitán. Todo, porque llegados los días oscuros el club y los técnicos depositaron su confianza en la factoría de A Madroa. «El club y los entrenadores que pasaron por aquí supieron ver que en la cantera había material, gente con mucha calidad, y ahora están saliendo los frutos. Nos dieron confianza y seguridad para demostrar que podemos estar en el primer equipo y salir adelante», sentencia Jonathan Vila.

Los dos vivieron el descenso del 2007. «Fue muy duro, muy traumático», recuerda el porriñés. Una caída que tuvo continuidad durante dos años hasta el dramático partido con el Alavés. «Fue año en el que no salía nada, todo el mundo estaba bloqueado, parecía que hasta ibas a perder la categoría y creo que fue un año de sufrimiento», dice el vigués.

Aquel partido, en junio del 2009, marcó un punto de inflexión. Desde entonces hasta hoy el equipo no ha parado de crecer. «Con el trabajo de todos en los últimos años hemos estado peleando por un objetivo muy bonito y de conseguirlo yo creo que es meritorio con mucha gente gallega, de la casa, un equipo muy joven, que el año pasado se dio un fuerte golpe y fue capaz de rehacerse», prosigue Lago, rememorando el último batacazo del celtismo. El más reciente, el de Granada. Que en función de la trayectoria de esta temporada no ha dejado demasiadas secuelas.

Ninguno de los dos quiere dar el ciclo por terminado. «Primero hay que ascender», puntualiza Lago. «Nos lo jugamos todo, debemos tener la concentración puesta en el partido. Nos vale un punto, por lo tanto tenemos que estar muy bien atrás porque sabemos que dejando la portería a cero vamos a conseguir el objetivo», apunta Vila. «Hay que jugar con cabeza», añade Lago.

Aunque en el fondo les puede la ilusión. «Claro que me veo en Primera -comenta Vila-, todo el mundo en el vestuarios se ve en Primera, pero quedan esos 90 minutos, pero con la ayuda de la afición lo vamos a conseguir». Se cerraría el vía crucis.

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