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| Foto: Diario del Alto Aragón |
Con la misma ambición que lo elevó a los altares en Granada, así aterrizó ayer Fabri González (Lugo, 1955) en el Huesca. Conoce que llega a un club modesto, pero su especialidad es transformar proyectos humildes en bloques recubiertos de mentalidad ganadora. Eso lo sabían en la entidad que preside Fernando Losfables y por eso el viernes trataron de convencer al entrenador gallego para que se hiciese cargo del equipo. Las negociaciones duraron una cena. Al mediodía siguiente Fabri era presentado como nuevo preparador del conjunto aragonés.
El viernes por la tarde Fabri mataba el tiempo en Zaragoza a la espera de que se celebrase la cena con los directivos del Huesca, entre ellos, Agustín Lasaosa, vicepresidente y consejero delegado del club, al que el técnico ya conocía de otras experiencias profesionales. Durante este tiempo muerto, la única duda que le quedaba al entrenador lucense para firmar su contrato era conocer el alcance del proyecto deportivo de la entidad. Necesitaba que en ese encuentro, la cúpula de la entidad lo llenase de ilusión. Y así debió ser, porque al mediodía siguiente Fabri comparecía ante los medios de comunicación ya como nueve responsable del Huesca. Su discurso no dejaba lugar a dudas sobre lo que había ocurrido horas antes: «Este equipo tiene que trabajar con humildad, pero no debe cerrarse la puerta a nada».
Regresa así a una casa que ya fue suya durante la temporada 2004/2005, cuando el Huesca militaba en la Segunda B. En aquella oportunidad su relación no perduró porque le surgió la posibilidad de guiar al Almería en Segunda División. En aquel momento, Fabri, como lo ha hecho a lo largo de su dilatada carrera, no dudó en hacer las maletas para tratar de seguir creciendo.
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