Cinco años en el infierno (VII) Rubén y Peña exigen primas por la permanencia


Al hilo de la entrada anterior, nos viene que ni pintado para seguir recordando estos cinco años que ha pasado el Celta en el infierno. El siguiente capítulo, el séptimo de esta historia, tiene como protagonistas a Rubén González y Juan Manuel Peña. Dos centrales llegados justo tras el descenso y que no cumplieron las expectativas generadas, pero a los que la llegada de Pepe Murcia al banquillo dio un poder inesperado. El técnico andaluz les dio la capitanía del equipo y su presencia en el vestuario generó un efecto manzana podrida nada recomendable. 

No es de extrañar que en aquella temporada 2008-09, el Celta se dejase ir hasta acabar peleando por la salvación, cuando el objetivo debería haber sido otro bien distinto. El Celta necesitó derrotar al Alavés de forma agónica para respirar tranquilo y asegurar su salvación, su continuidad como equipo de Segunda División y quien sabe si como club. 

Pues bien, una vez concluída la temporada se supo que Rubén González y Juan Manuel Peña exigieron al club, concretamente a su Presidente, Carlos Mouriño, una prima por la salvación cuando peor estaban las cosas. Mouriño no solo se negó, sino que se encargó de filtrarlo a los medios para que se conociese. La indignación recorría el cuerpo del Presidente, que veía como su equipo, que no se había ni acercado al objetivo del ascenso, exigía ahora una prima por hacer su trabajo. Por supuesto que el resto de la plantilla, o al menos la gran mayoría, no se unió a la surrealista petición de los pesos pesados del vestuario, siendo conscientes de que la permanencia era una obligación, no un premio. Rubén y Peña abandonaron el club el verano siguiente y el vestuario se fue limpiando. 

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