Germán Pérez y Xosé Pérez en el último ascenso en Lleida |
Dicen que los grandes equipos se distinguen por tener sus vitrinas repletas de trofeos. Que los éxitos de éstas y otras épocas engrandecen su historia. Títulos que en muchos casos se olvidan nada más concluye la temporada. En muchísimas ocasiones la misma competición toma un valor o una dimensión distinta dependiendo de quien sea el campeón. Sin ir más lejos, esta noche, Barcelona y Bilbao estarán pendientes de sus equipos, en la final de una copa que suma entre los dos 48 entorchados (25 para el F.C. Barcelona y 23 para el Athletic Club de Bilbao).
No me negarán que se recordará la final de esta noche de forma distinta si son los leones los vencedores después de más de veinte años de sequía, a si el vencedor es un F.C. Barcelona, acostumbrado a ganar el los últimos años múltiples campeonatos. Desde la ciudad condal se dirá que es un broche de oro a una trayectoria espléndida comandada por un genial Pep Guardiola, símbolo y bandera del barcelonismo. Desde Chamartín, sus enemigos íntimos se encargarán de recordarles que en este 2012 se llevan a la boca las migajas en forma de título "menor", título que justo hace un año engrandecían (y viceversa). Pero eso ya es historia.
En Vigo, sin embargo, huérfanos de títulos, venimos de derramar sangre, sudor y lágrimas en una victoria épica contra el Xerez. Sufrimos con la expulsión de Sergio, como tantas veces, como aquel balón al que no pudo llegar Vlado contra los marselleses, como aquel penalti que no pudo atajar Santi contra el Real Zaragoza. Como tantas veces que derramamos lágrimas por descensos, derrotas, eliminaciones..
Iago nos devolvió la esperanza con su gol, y un equipo de auténticos guerreros hizo el resto. Hicieron que nos levantásemos de nuestros asientos (ya sea en Balaídos o en casa), como lo hacía en su día el Zar. Hicieron que sangrasen nuestras gargantas, como lo hizo Vlado con su hat-trick contra el Real Madrid en una agónica última jornada sellando la permanencia. Nos emocionamos como aquel no tan lejano (en tiempo y forma) año 1992, cuando cantábamos "¡Gudelj!¡Gudelj!" con sus goles ante el Palamós, Rayo Vallecano etc. al igual que el otro día coreábamos al ahora delegado después de una tángana en los banquillos y él dedicaba gestos de rabia, enérgicos en la celebración de la victoria.
En nuestra historia faltan títulos en las vitrinas, es cierto. Pero no faltan recuerdos imborrables, desde el gran Hermidita rematando de chilena en el viejo campo de Coia, a la elegancia de Quique Costas, Manolo, Vicente, Pepe Villar, Gustavo López y tantos otros que engrandecen nuestra historia, que escriben con letras de oro y sangre algo tan bonito y tan nuestro. Ascensos como los vividos en Sestao, Finales de Copa, goleadas en Europa y tantos y tantos momentos...
La vitrina del Celta está vacía, sí, pero la vitrina del socio 106, José Pérez Villar, está adornada con una foto. Corría el año 2005, y el que escribe estas letras junto a su hermano Germán, sus nietos; arrodillados en el círculo central del Camp d'Esports de Lleida, celebrábamos con los dedos índice en alto: "¡A primera abuelo!"
Este domingo nos la volvemos a jugar en Cataluña, confío que los miles de celtistas que se desplazarán a Tarragona alentarán al equipo con sus gritos, con sus cánticos, con todas sus fuerzas, porque el celtismo no falla cuando se le necesita.
Confío en estos jugadores que nos devolvieron la ilusión después de unos años sombríos. Equipo repleto de jugadores nacidos y criados en la Madroa, de veteranos comprometidos, de jugadores que derrochan clase y sobre todo sacrificio.
Mi abuelo José Pérez Villar, (socio 106 del R.C.Celta) no tiene vacía la vitrina.
En las manos de todos los que os desplazaréis a Tarragona está la posibilidad de llenar cientos de miles de vitrinas de celtistas, como Germán y yo hicimos con la de nuestros abuelos.
Coma sempre o de sempre... ¡Hala Celta!
Xosé Pérez Iglesias (Socio 2995 do Real Club Celta)
Twitter: @XoseGz
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