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Foto: Sport |
Tal vez su tamaño no asuste, y tal vez nos desespere cuando se excede en los regates o cuando toma la decisión equivocada. A veces se empeña en hacer lo más difícil, y cuando no le sale decepciona. Los genios son así. En el peor partido es capaz de levantarnos del sofá por una genialidad. En Sabadell ya lo saben. Cuando parecía que el Celta atravesaba sus peores minutos del partido volvió a aparecer el chileno para hacer algo que solo se le ocurre a los genios. Recogió el enorme pase de Joan Tomás y tuvo la frialdad de comprobar la posición del portero, la altura del balón y tentar su capacidad para colocar la pelota ahí, justo ahí. El único sitio al que no podía llegar De Navas.
Fabián Orellana, Don Fabián a partir de ahora, anotó su décimo tanto en Liga. Una cifra que jamás había alcanzado en el fútbol español, como tampoco la regularidad y el grado de compromiso que está mostrando este año. Vive sus mejores momentos en Europa y el celtismo se frota las manos con lo que puede dar de sí el chileno de aquí a final de temporada. No es para menos. El año pasado fue nuestro ejecutor, el encargado de anotar el único tanto que marcó el Granada en aquella eliminatoria. Orellana, a pesar de su pequeño tamaño es un grande, y ayer lo volvió a demostrar apareciendo cuando aparecen los grandes. Don Fabián es así.
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