Cosas que sobran en el fútbol


Foto: EFE
El fútbol es un deporte demasiado bonito como para que alguien recién llegado lo estropee. El Granada ha entrado en el fútbol profesional de la mano de Quique Pina, y lo ha hecho como un elefante en una cacharrería. Después de 23 años fuera de Segunda División, los nazaríes lograron el ascenso en la Temporada 2010-11, apoyados por el Udinese italiano, mecenas del club de Los Cármenes. Con una gran plantilla, y a pesar de los problemas económicos que padecía, pronto se situó en las primeras plazas y logró clasificarse para los play-off, donde todos empezamos a ver de qué iba este equipo. Su actitud macarra, alentada desde su propia web oficial, calentó el partido de vuelta ante el Celta, donde los aficionados y los jugadores del Celta fueron recibidos en un auténtico infierno, en el peor sentido posible de la palabra. El arbitraje aquel día será recordado por todos: Dos penaltis a favor del Granada, doble rasero a la hora de mostrar amarillas y un gol anulado a Dani Abalo aún no se sabe muy bien porqué. El árbitro estaba tan nervioso que llegó a pitar el final del encuentro en el minuto 28 de la porra después de que Trashorras estrellara un balón en el larguero. 

Clasificados para la final ante el Elche, volvieron a protagonizar otra actuación bochornosa, con Fabri González, su entrenador a la cabeza, eliminando a los franjiverdes, a quién el colegiado hurtó un gol legal anulado por fuera de juego inexistente. No dijo nada Quique Pina al respecto, ni tampoco le molestaron los incidentes de su afición. El Elche viajó hasta la ciudad de las palmeras con las lunas rotas. No se pueden perder las costumbres. 

Ya con el equipo en Primera, el fútbol español comenzó a conocer al Granada cuando hubo que suspender un partido después de que el asistente del Granada - Mallorca recibiese un paragûazo. El club rojiblanco lo justificó aduciendo que el agresor era menor de edad y marroquí. Al final todo quedó en nada, se reanudó el partido unas semanas después, a puerta cerrada, y aquí paz y después gloria. 

Todo iba bien, con la salvación encarrilada, pero los últimos resultados han complicado al Granada, que ha sacado lo peor de sí mismo hoy, después de que el Real Madrid remontase un partido que le daba la salvación y lograse la victoria ya con el tiempo reglamentario cumplido. Al final del partido los jugadores cercaron al árbitro en un ejercicio de acoso y derribo a Clos Gómez, el árbitro del encuentro, que expulsó a dos jugadores por los insultos y recibió un botellazo por  parte de Dani Benítez, un jugador que sobra del fútbol, como demostró en la eliminatoria ante el Celta. 

Luego termina el partido y Quique Pina, el Presidente que celebró en el ayuntamiento de Granada la alegría que suponía el ascenso del Córdoba (Sí, dijo eso), dice en canal plus que es sospechoso que hayan designado a un árbitro aragonés, en referencia a la lucha del Zaragoza por la permanencia, y que llegará a la ciudad maña tranquilo y hasta le pondrán un monumento. Antes del partido había dicho que pasaban "cosas raras" en torno al Zaragoza y que "todos sabemos quién es Agapito Iglesias", presidente del Zaragoza. La marrullería de este equipo sobra en este deporte tan maravilloso. Lo tendrán complicado para descender, ya que hay muchos equipos implicados y, seguramente, hay equipos peores. Se enfrentan el próximo fin de semana al Rayo, que tiene todas las papeletas para regresar a Segunda, pero sería de justicia poética que el Granada volviese a Segunda con un gol de Michu o Trashorras. Serviría para cuadrar el círculo aunque todavía no estarían en la categoría que merecen. El fútbol no se merece este bochorno.

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