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Foto: Pedro Salado |
Cristian Bustos tiene la papeleta más complicada en este Celta, la de hacer olvidar a Borja Oubiña, posiblemente el mejor mediocentro de la categoría. No es fácil y muchas veces no lo consigue. Entonces nos acordamos del capitán, lo añoramos y creemos que este equipo es menos cuando Oubiña no puede jugar por cualquier circunstancia. Pero Bustos no se rinde, jamás lo ha hecho. Es un futbolista que crece cuando adquiere continuidad, que aprovecha cada partido para mejorar y que cuando encadena varios partidos consecutivos mejora notablemente su rendimiento.
Ya lo estaba haciendo cuando se lesionó Oubiña y Bustos tuvo cuatro partidos seguidos para mostrarse, y parece que lo está repitiendo ahora que falta nuevamente el capitán. El alicantino completó un partido más que interesante el pasado sábado, siempre de menos a más como en todos los partidos, y nos recordó a aquel jugador que, no nos olvidemos, fue elegido mejor jugador de la Temporada 2010-11 por los lectores de esta web. Suyo fue el pase a Aspas que abría la jugada del primer gol, no fue un pase cualquiera, ni tampoco lo que se espera de Bustos. El alicantino amagó un pase al centro y acabó enviando un balón al compañero que entraba por la banda. Era Aspas, ni más ni menos, y se la puso en el pie a Álex López para abrir la lata.
No es lo habitual, ni se suele prodigar en este tipo de jugadas. Lo suyo es destruír, evitar el juego del rival. Robar y darla a un compañero con mayor clarividencia con el balón en los pies. Sabe cual es su trabajo y cuales sus limitaciones. Le falta atreverse con el tiro, que no es malo, pero prefiere centrarse en guardar la posición, convertirse en el aliado perfecto de los laterales y poner el cortacésped en marcha para robar cuanto balón pasa por su zona. Llega además a la recta final y decisiva del campeonato en el mejor momento de forma. Dicen que es un jugador diésel. No estoy de acuerdo, es biodiésel, porque consume poco y encima no contamina.
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