Cuando al fútbol llegan las vacas flacas suele ser momento
de introducir nuevos cambios, pequeñas modificaciones con las que dar un golpe
de efecto y revertir una dinámica negativa. Seguro que Paco Herrera,
conociéndole como entrenador, ya está barruntando algo. No sería de extrañar
que el próximo sábado nos sorprendiese con alguna que otra sustitución para
tratar así de lavar la imagen del equipo. Las opciones son muchas, pero da la
sensación de que una sobresale por encima de todas.
El flojo
rendimiento de Iago Aspas en las últimas semanas lo ha situado en el punto de
mira. El de Moaña no está atravesando su mejor momento y es posible que Herrera
apueste por dejarlo en el banquillo. Su recambio natural, David Rodríguez, está
lesionado, por lo que la opción de Bermejo en punta adquiere mucha fuerza.
Hasta aquí nada raro, pues el puesto de 9 es de sobra conocido para el
futbolista cántabro, quien llegó a Vigo para actuar como ariete referencia. Sin
embargo, el problema surge unos metros más atrás, donde la demarcación de
mediapunta genera muchas dudas a Paco Herrera.
Tanto en Vigo como
en la cabeza del técnico celeste se ha instalado la creencia de que Joan Tomás
no rinde saliendo como titular. Sus espectaculares actuaciones desde el
banquillo y su pobre rendimiento desde el once inicial le han colocado la
etiqueta de revulsivo. Aunque el futbolista reniega de esta condición y reclama
más oportunidades, lo cierto es que ya parece encasillado.
Pero quizás
debiéramos esperar un poco más para emitir esta valoración, pues considero que
no hay razones suficientes como para pensar que el futbolista catalán no puede
cumplir saliendo de inicio. Me explico. Durante meses Joan Tomás ha actuado en
desventaja respecto a muchos de sus compañeros. A lo largo de todo este año y
el anterior se ha repetido la misma secuencia: aparición estelar saliendo desde
el banquillo, oportunidad desaprovechada desde el once inicial, vuelta al
banquillo. Jamás ha gozado de continuidad, nunca ha dispuesto de tres o cuatro
partidos como titular para demostrar su valía. Da la sensación de que –como es
lógico- a algunos se le permiten partidos malos, y que el de Girona necesita
marcar tres goles y dar dos asistencias para poder repetir en el once el fin de
semana siguiente. Si no es así, está avocado de nuevo al banco y a escuchar
durante los días posteriores que su papel en el equipo debe limitarse al de
revulsivo.
Sin duda, Joan
Tomás ha demostrado que es una excepcional alternativa para las segundas
partes. En cambio, como titular, no ha contado con las oportunidades
suficientes. Y cuando hablo de “oportunidades” me refiero a la confianza del
técnico para apostar por él como titular no sólo una semana, sino varias, a pesar
de que en el primer partido su rendimiento no sea el esperado. Todo aquel que
haya jugado al fútbol sabe de la dificultad que supone estar entrando y
saliendo del equipo constantemente. Lo que mejor le puede venir a un futbolista
es la estabilidad, y cuando Joan Tomás la tenga podremos decir si vale o no
vale para jugar desde el inicio. Antes de eso, me parece algo precipitado.
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