Condenado sin pruebas suficientes


Foto: Miguel Ángel Santos / Photogenic

Cuando al fútbol llegan las vacas flacas suele ser momento de introducir nuevos cambios, pequeñas modificaciones con las que dar un golpe de efecto y revertir una dinámica negativa. Seguro que Paco Herrera, conociéndole como entrenador, ya está barruntando algo. No sería de extrañar que el próximo sábado nos sorprendiese con alguna que otra sustitución para tratar así de lavar la imagen del equipo. Las opciones son muchas, pero da la sensación de que una sobresale por encima de todas.
   
El flojo rendimiento de Iago Aspas en las últimas semanas lo ha situado en el punto de mira. El de Moaña no está atravesando su mejor momento y es posible que Herrera apueste por dejarlo en el banquillo. Su recambio natural, David Rodríguez, está lesionado, por lo que la opción de Bermejo en punta adquiere mucha fuerza. Hasta aquí nada raro, pues el puesto de 9 es de sobra conocido para el futbolista cántabro, quien llegó a Vigo para actuar como ariete referencia. Sin embargo, el problema surge unos metros más atrás, donde la demarcación de mediapunta genera muchas dudas a Paco Herrera.
   
Tanto en Vigo como en la cabeza del técnico celeste se ha instalado la creencia de que Joan Tomás no rinde saliendo como titular. Sus espectaculares actuaciones desde el banquillo y su pobre rendimiento desde el once inicial le han colocado la etiqueta de revulsivo. Aunque el futbolista reniega de esta condición y reclama más oportunidades, lo cierto es que ya parece encasillado.
   
Pero quizás debiéramos esperar un poco más para emitir esta valoración, pues considero que no hay razones suficientes como para pensar que el futbolista catalán no puede cumplir saliendo de inicio. Me explico. Durante meses Joan Tomás ha actuado en desventaja respecto a muchos de sus compañeros. A lo largo de todo este año y el anterior se ha repetido la misma secuencia: aparición estelar saliendo desde el banquillo, oportunidad desaprovechada desde el once inicial, vuelta al banquillo. Jamás ha gozado de continuidad, nunca ha dispuesto de tres o cuatro partidos como titular para demostrar su valía. Da la sensación de que –como es lógico- a algunos se le permiten partidos malos, y que el de Girona necesita marcar tres goles y dar dos asistencias para poder repetir en el once el fin de semana siguiente. Si no es así, está avocado de nuevo al banco y a escuchar durante los días posteriores que su papel en el equipo debe limitarse al de revulsivo.
   
Sin duda, Joan Tomás ha demostrado que es una excepcional alternativa para las segundas partes. En cambio, como titular, no ha contado con las oportunidades suficientes. Y cuando hablo de “oportunidades” me refiero a la confianza del técnico para apostar por él como titular no sólo una semana, sino varias, a pesar de que en el primer partido su rendimiento no sea el esperado. Todo aquel que haya jugado al fútbol sabe de la dificultad que supone estar entrando y saliendo del equipo constantemente. Lo que mejor le puede venir a un futbolista es la estabilidad, y cuando Joan Tomás la tenga podremos decir si vale o no vale para jugar desde el inicio. Antes de eso, me parece algo precipitado.

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