Tourmalet superado y con un sobresaliente en el boletín de
notas, el Celta encara un tramo peligroso de la competición. Peligroso más a nivel
emocional que futbolístico, y es que da la sensación de que a partir de ahora
el gran rival de los vigueses es el propio Celta. Gestionar bien la euforia que
rodea el entorno y no perder la humildad parecen claves si los olívicos desean
no repetir la experiencia de la campaña anterior, donde dilapidaron una renta
de puntos similar a la que actualmente les separa de la zona de play-off. El
primer escollo será el Numancia, afincado cómodamente en la mitad de la tabla y
lastrado enormemente por sus malas actuaciones a domicilio, donde está
perdiendo la oportunidad de colarse en los puestos de promoción.
La situación actual
pone las cosas fáciles a Paco Herrera. Todo funciona y siendo así no hay
motivos para cambiarlo. Por eso se espera que los celestes repitan la
alineación que saltó el sábado pasado al estadio José Zorrilla de Valladolid.
Únicamente las molestias de De Lucas, renqueante durante toda la semana,
invitan a pensar que quizás Herrera realice una modificación en el once, dando
entrada en banda derecha a un Toni que va a más y concediendo una jornada de
descanso al veterano extremo de l’Hospitalet. 19 han sido los jugadores
convocados por el técnico catalán, por lo que se espera un solo descarte,
habida cuenta de que Yoel y Borja Oubiña continúan lesionados. Todo indica que
será uno de los dos centrales suplentes, bien Catalá bien Vila, el que se quede
fuera de la lista.
Así pues, el Celta
saltará al campo con: Sergio en portería; línea de cuatro habitual con Hugo
Mallo, Oier, Túñez y Roberto Lago; doble pivote para Bustos y Álex López; por
la derecha De Lucas o Toni, por la izquierda Orellana, Bermejo en la
mediapunta; y arriba Iago Aspas.
Por su parte, el
Numancia llega a Vigo apurando sus últimas opciones de play-off. Brillante en
Los Pajaritos, donde ha construido un fortín, pierde todas sus virtudes lejos
de Soria, donde sólo ha sumado 10 puntos de 42 posibles. No obstante, llega a
Balaídos con ganas de dar la sorpresa, aunque contará con la sensible baja del
gallego Julio Álvarez, su hombre franquicia. Se espera que los rojillos salten
al tapete vigués con Zabal bajo palos; defensa formada por Iván Malón,
Culebras, Cabrera y Nano; Nagore y Sunny estarán en el centro del campo; por la
derecha Del Pino, por la izquierda Lago, Bedoya en el enganche; y arriba Juanjo.
Se espera una buena
entrada en Balaídos, similar a los 16.111 aficionados que acudieron a
presenciar el choque ante el Almería. Una demostración más de que la comunión
entre grada y equipo se está recuperando en las últimas fechas. Arias López,
del colegio cántabro, será el encargado de dirigir un choque que, en el caso de
caer del lado del Celta, permitiría a los de Paco Herrera dormir como líderes,
siempre a la espera de lo que haga el Deportivo en su compromiso del próximo
sábado. Sería un paso adelante más para la consecución de un ascenso que pinta
bien, pero que una mala gestión de la euforia puede terminar conduciendo al
desastre. El Celta empezará a demostrar esta noche si está capacitado para
vivir en las alturas.
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