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Foto: Marta G. Brea |
Para saber el porqué de esta afirmación debemos marcharnos hasta la temporada 2004/05, la del último ascenso del Celta. Sergio, por aquel entonces portero titular del filial, se entrenaba con asiduidad con el primer equipo. Ante el déficit de laterales derechos en la plantilla –Ángel López, ahora en las filas del Villarreal, era el único futbolista específico para esa posición–, Fernando Vázquez optaba habitualmente por una solución imaginativa en los partidillos de preparación situando al guardameta de Catoira en ese puesto.
Sergio admite que estas 'pachangas' le sirvieron de 'aprendizaje' y que le ayudaron a 'ganar soltura con el balón'. Lo asimilado en estas experiencias lo comenzó a poner en práctica en el filial. Sus saques en largo, siempre medidos al pie o la cabeza de los delanteros, causaban furor en Barreiro.
Ahora, en el primer equipo, esta cualidad es de gran utilidad para iniciar el juego. Sergio aporta tranquilidad a los centrales, que saben que tienen en él un aliado de fiar cuando se trata de jugar con el pie. Y es que Sergio, salvo un aislado lapsus ante el Almería, ha respondido a la confianza que sus compañeros y Paco Herrera están depositando en él.
Yoel enfila la recta final de su recuperación y se espera que en un par de semanas esté ya totalmente recuperado. Cuando esto suceda, Sergio posiblemente volverá al banquillo, pero lo hará después de haber demostrado que es un portero totalmente capacitado para defender la meta del Celta, incluso en Primera División.
Miguel Román / Atlántico
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