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Foto: LOF |
En el Mundial 2010, un gol hace que se olvide el buen hacer de un jugador en todo un campeonato. Y es que el gol de Iniesta en la final de la Copa del Mundo hizo que muchos llegasen a la simple conclusión de que “no se le puede dar un Balón de Oro a un jugador solo por marcar un gol”, olvidando que, si en año de Mundial se concede ese premio al mejor jugador de dicho campeonato, como siempre se había hecho, habría que tener en cuenta que el manchego no solo marcó el gol de la final, sino que fue, sin duda, el jugador más desequilibrante de la selección que sería coronada campeona. Quizás, si España hubiese ganado el Mundial sin que el barcelonista marcase en la final, se habría tenido más en cuenta su importancia.
Pero lo más normal no es que un gol sirva para olvidar el buen trabajo de un jugador, normalmente, con un gol, se maximiza el trabajo del realizador y se obvia, a menudo, el de sus compañeros. Un ejemplo de esto es lo ocurrido con Joan Tomás tras su importantísimo tanto en el Nuevo José Zorrilla.
En el partido disputado este sábado en Pucela, el Celta no salió todo lo bien plantado que a Herrera le hubiese gustado en la segunda parte, por ello, el técnico decidió dar entrada a Joan Tomás en el minuto 65 con el objetivo de que el ex jugador del Villarreal B realizase la función que tan corrientemente le hemos visto realizar, la de reactivar el ataque celeste, darle mayor fluidez, en una palabra, ejercer de revulsivo. Sin embargo, en la casi media hora que estuvo en el campo, el gerundense pasó bastante desapercibido y apenas entró en juego.
9 minutos antes de la entrada del catalán, Toni había sustituido a un desaparecido De Lucas. El coruñés se convirtió en un verdadero dolor de muelas para la zaga castellana, ofreciéndose continuamente, encarando siempre que podía, buscando la combinación en corto o el balón a la espalda de la defensa, en uno de esos balones, muy cerca estuvo Orellana de decidir el partido regateando a Jaime y finalmente disparando al cuerpo de uno de los jugadores blanquivioletas. Sin embargo, el que se llevó todos los halagos, destacando su capacidad para romper un partido entrando desde el banquillo fue Joan Tomás. Nadie pone en duda lo que está aportando el jugador catalán, pero deberíamos recordar que, por muy bien que lo haga un jugador, nunca va a marcar un gol si los 10 compañeros que están en el campo no le ayudan. Un gol lo marca un equipo, no solo un jugador.
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