Un aficionado del Celta se enfrenta a 2 años por agresión a un agente tras un partido en Vigo


Un encuentro en el campo vigués de Barreiro entre el Celta B y el Deportivo B acabó ayer dirimiéndose en los tribunales. Y no por el partido en sí, sino por los altercados que ocurrieron esa jornada y que acabaron con un policía nacional herido. En el banquillo se sentó un presunto miembro de la peña Celtarras, D.V.B., que ese día supuestamente estaba con otros muchos seguidores de dicha peña y para el que la Fiscalía pide dos años de prisión y 405 euros de multa al acusarle de un delito de atentado en concurso con una falta de lesiones por darle una patada en la zona genital al agente. La acusación particular eleva la solicitud a tres años de cárcel y 540 euros de sanción.

Los hechos ocurrieron en octubre de 2010. Ese día se disputaba un partido de la Segunda División B entre Deportivo y Celta. Dos policías nacionales eran los indicativos que se encargaban de la seguridad en ese encuentro. Los problemas ya empezaron durante el partido, según relataron ayer en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal número 1 de Vigo. "Ya hubo incidencias, se metieron para dentro botellas y vasos...", contaron. Pero lo peor fue finalizado el encuentro. Un "grupo numeroso de hinchas radicales" del Celta B, dijeron, empezaron a increpar y a escupir a un joven que llevaba una camiseta del Deportivo. Los agentes intervinieron y de repente se formó una "avalancha". "Me vi rodeado por todos lados por gente agresiva y el acusado me dio la patada", contó el policía agredido.

En ese momento desconocía su identidad. Pero sí lo reconoció físicamente y pasados unos meses –después de que el joven fuese supuestamente identificado en un autobús cuando iba a un partido a Valladolid– pudo señalarlo en un reconocimiento fotográfico en comisaría. Otra agente que declaró ayer manifestó que el imputado solía estar siempre con los "grupos radicales" que acuden al estadio vigués de Balaídos.

Frente a lo relatado por los policías, el acusado negó todo. "No está acreditada ni la autoría, ni que estuviese ese día en el campo ni que formara parte de radicales", dijo su abogado, que ahondó en que las características físicas de su cliente son "comunes". El rasgo más peculiar era que tenía "coleta" –era una de las descripciones que aportó el agente herido– y el imputado alegó que en esa época ya se había cortado el pelo.

El juicio puso en evidencia las dificultades para garantizar la seguridad en los campos más pequeños: "Son los de más riesgo, porque al contrario que en Balaídos, no hay vallas, ni separación entre gradas, ni nada; están todos revueltos, se puede acceder sin problemas al terreno de juego y seguirá habiendo problemas".

Fuente: Faro de Vigo 

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