Capitán y jefe de máquinas

Foto: Elche C. F. 

El capitán de un barco es el máximo responsable del mismo, el representante del armador ante terceros y ante la propia tripulación. El guía que debe buscar el mejor banco de peces o el destino más corto y seguro para llevar a buen puerto. Del buen funcionamiento del motor se encarga el jefe de máquinas, que es quien debe velar y mantener el motor para que éste responda a las órdenes del timón. En el Celta, estas dos figuras se resumen en un solo jugador; Borja Oubiña.

Y eso que no hace poco, muchos pensábamos que,a pesar de haber sido un grande en el pasado, el Oubiña actual no pasaría de ser un mero engrasador, necesario en cualquier estructura naval, pero fácilmente intercambiable por otro. Nada más lejos de la realidad. Oubiña se ha convertido en el líder espiritual de este equipo y representa valores como la lucha, la pelea, no rendirse nunca por más que todo se vuelva en su contra.

Oubiña ha vuelto, es un hecho que cada día nos hace pensar que está más cerca de su mejor nivel, o incluso, que cada día lo supera más. No queda nada ya de aquel Oubiña que entraba con miedo, que no tenía seguridad en su maltrecha rodilla y que sufría para aguantar 90 minutos sobre un terreno de juego. No queda nada de aquella recomendación de Herrera que instaba al capitán celeste a compensar sus esfuerzos con descansos. Oubiña ha aprendido a esperar, a tener paciencia, a dosificar los esfuerzos. Ha aprovechado su calvario de lesiones para ver fútbol y tomar nota, para aprender y mejorar, para hacerse más futbolista y compensar con inteligencia futbolística aquello que el físico le podría impedir.

Esta mañana dio un recital, clases gratuítos para todos los chavales que sueñan con llegar a la selección siendo mediocentros. Él sabe muy bien de lo que habla porque ya lo logró en una ocasión. Desde su posición de pivote defensivo robó balones con la misma facilidad que demostró para distribuírlos una vez robados. No solo sabe como sacarle el balón al rival, sino que además sabe que hacer con él. Lleva al pie de la letra aquello de robar y dar, robar y dar. Sabe meter el cuerpo lo justo para incomodar al rival sin caer en la infracción, el toque justo para ganar la posición, para desequilibrar a un rival que acaba complemente desquiciado. A día de hoy es una garantía, un lujo que merece una categoría superior. En eso están él y el resto de sus compañeros, en trabajar para que Oubiña y los demás estén en la categoría que se merecen. Ese es el puerto al que nos guía nuestro capitán, que además se encarga de cuidar el motor para que aguante toda la travesía.