Tal vez no lo hizo en el lugar adecuado, tal vez no era el momento adecuado, o tal vez los periodistas le tiraron demasiado de la lengua y pagó cara su juventud. O tal vez estamos sacando esto de tiesto y tampoco fue para tanto lo que dijo, pero sea como sea, Hugo Mallo tiene más razón que un santo cuando ayer se lamentó de la poca asistencia que domingo tras domingo registra Balaídos.
Tiene razón y ha dicho lo que muchos pensamos y venimos diciendo desde hace un tiempo. Existe un claro desarraigo en Vigo hacia el Celta, sea cual sea la razón. Unos esgrimen razones económicas. Es respetable y cada uno conoce el límite de su presupuesto, pero siempre he pensado que es una cuestión de prioridades. Obvidamente, si cobras una pensión de viudedad de 300€ no puedes ir al fútbol. Pero ni en Vigo ni en ningún sitio. Escasamente podrás comer.
Este tema ya lo hemos hablado muchas veces y creo que ya cansa. Es evidente que es una cuestión de prioridades, y hoy en día, el Celta es de las últimas para la gran mayoríoa de los vigueses y la gente de alrededores. Recordemos, antes de que se esgriman teorías surrealistas, que el 80% de los abonados del Celta son vigueses, así como los espectadores que acuden regularmente a Balaídos. Al Celta no lo apoya Vigo, es obvio, pero tampoco las localidades limítrofes se derriten cada vez que escuchan la palabra Celta.
Encontrar los motivos de este desarraigo podría llevarnos a un debate extensísimo. Los años de bonanza, llenos de mentiras económicas, hicieron creer a Vigo y a ese celtismo que disfrutó con la UEFA y la Champions que esa situación era normal. Pero no lo era, y de hecho, no nos lo podíamos permitir. Los dos descensos de la pasada década han sido dos palos muy duros, especialmente por la forma en la que se produjeron y ha llevado a muchos celtistas al hastío. Gente con poca paciencia, todo dicho sea de paso.
También influirá la situación económica y hasta el cambio climático. Y los horarios de la televisión, aunque luego no importan si el rival es el Atlético y el precio más caro de lo habitual (27.000 espectadores recordemos). La realidad es la que es. Podemos estar más o menos de acuerdo, pero da que pensar que un jueves de enero haya 27.000 espectadores en unos cuartos de final de Copa, y en el partido por el ascenso, un miércoles de junio, haya 20.000. Y con entradas más baratas. Da que pensar.
Somos pocos. No pasa nada, ya seremos más. Los que se quedan en casa tendrán sus motivos. Eso no los convierte en menos celtistas, por supuesto. Ya vendrán. Espero que todos los motivos que les obligan a quedarse en casa, desaparezcan. Será una buena noticia para ellos y para todos nosotros. Ojalá vengan pronto y dejemos de parafrasear a Hugo Mallo. "Ellos se lo pierden".
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