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Foto: Marta G. Brea |
No es Andrés Túñez de esos jugadores afortunados, a los que el fútbol facilita las conquistas. El santiagués ha aprendido a sobrevivir a las desgracias. Ha sabido revalorizarse cuando en el Celta lo daban por amortizado. Superó una grave lesión de rodilla, lo que le ayuda a apreciar el milagro de Oubiña. Acabó mudándose al primer equipo en una temporada que inició con incierto futuro en el filial. Y ha resistido con tenacidad al desaliento mientras Paco Herrera prefería apostar por Catalá. Su meta actual es prolongar esa estado de gracia que le ha dado la titularidad.
–Debe disfrutar especialmente de la titularidad. El camino le ha resultado complicado.
–Estoy contento. Pero no puedo bajar los brazos. Hay muy buenos centrales en la plantilla. Te quitan el puesto si te duermes. Quiero afianzarme.
–Da la sensación de que Herrera era consciente de que usted merecía mayor participación.
–El equipo empezó muy bien el año pasado. Catalá estaba a un grandísimo nivel. Era difícil entrar en el equipo. No se puede hacer nada. Al final, jugué seis de los últimos partidos. Eso me ayudó a tener más confianza para este año. Ahora intentaré aferrarme a este sitio.
–Ha probado lo cambiante del fútbol. Salía de la lesión de rodilla en el filial, no sabía si renovaría, y apareció Eusebio.
–La lesión fue un golpe duro. En nueve meses de convalecencia se te pasan muchas cosas por la cabeza. Por eso Borja Oubiña es mi ejemplo. Lo admiro. Lo que ha hecho ha sido espectacular tras tantos años lesionado. Yo estuve unos meses y lo pasas realmente mal. La rodilla siempre puede darte problemas, tu carrera puede acabar. No fue así. Menéndez confió en mí. Pude lograr otro contrato. Milo también me dio mucho. Es una buena persona. Lo aprecio. Le insistió a Eusebio para que me subiera y éste me dio la oportunidad. No quería perderla. Jugar con el primer equipo era el sueño de mi vida. Me dije: "Esta es la mía". A Eusebio y al club en general les estoy muy agradecidos. Confiaron en mí. Intento responder cada fin de semana con mi mejor nivel para intentar devolver al Celta a Primera División.
–Más gente importante en su carrera: Noguerol.
–Noguerol es un crack, una persona increíble. Estamos en contacto. Cuando uno sube del filial, tiene la imagen de que será difícil adaptarse. Todo lo contrario. Noguerol era el más veterano y el que más nos ayudaba. Le deseo lo mejor. Es un currante. Ama el fútbol. Ojalá pueda ascender con el Albacete. Y que incluso nos encontremos en Primera.
–Noguerol decía: "Con el paso del tiempo me doy más cuenta de que el puesto de central es cosa de dos, de entenderse". Usted está construyendo una buena sociedad con Oier.
–Con Noguerol me entendía muy bien. Nos gritábamos para estar atentos. Con Oier me está pasando lo mismo. Tengo mucha confianza con él fuera del terreno de juego y eso se plasma dentro. Mi suerte es que puedo jugar con cualquiera. Me adapto. Tocó con Oier pero es igual con Vila.
–Herrera mantiene su resistencia a alinear dos zurdos.
–Los zurdos somos más cerrados. Tenemos la pierna derecha casi de apoyo. Al haber pocos zurdos, los diestros están más acostumbrados a jugar en los dos lados. Ya he jugado de central diestro junto a Jordi y nos hemos entendido bien. No veo ningún inconveniente. Hay que comprender al mister. Sus teorías son lógicas. Pero Catalá y yo no somos incompatibles.
–Las críticas se centraban en la defensa. ¿Incomodaba?
–El equipo está mentalizado. Si nos marcan un gol, lo nota todo el mundo. Lo asumimos entre todos. Somos una gran plantilla. Estamos juntos. Si el delantero falla, lo siento como si fuese yo. El equipo asume las críticas de forma solidaria. Y es también autocrítico. Eso nos ayuda a avanzar. Es así como hemos mejorado en las jugadas a balón parado.
–Herrera indica que ese aspecto se trabaja pero sin obsesión y así se mitiga la angustia.
–Nunca tuvimos angustia. La jugada a balón parado es importante en Segunda. La mayoría de los goles llega de esa forma. Cada uno sabe qué debe hacer. Cuando se produce una acción así, hay que activarse e ir a por el balón. Es mi instinto. Tengo la suerte de ir bien de cabeza por mi altura. Me gusta atacar el balón. A cada uno le toca su tarea. El partido contra el Alcorcón es un ejemplo. No sufrimos en uno de los campos más difíciles de Segunda. Es la línea a seguir.
–Hoy ya resulta difícil ver a un equipo defendiendo al hombre en esas jugadas.
–Desde que juego al fútbol he marcado a veces en zona y otras al hombre. A cada entrenador le gusta una cosa diferente. Yo me siento cómodo en zona.
–Se suele criticar que la responsabilidad se diluye.
–Cada uno debe trabajar su zona y ser responsable. Somos conscientes. Es una cuestión más de atención que de otra cosa. Todo saldrá bien.
–En el área contraria, usted siempre está rozando el gol.
–Es cierto. Con Jordi bromeaba al respecto. Él marcaba. Mis remates daban en el poste, en un jugador sobre la línea, salían fuera por poco. Siempre estoy ahí.
–Evidentemente les gustaría estar de líderes destacados. Pero parece que el Celta se siente cómodo en la situación actual, agazapado, sin la euforia o presión de la pasada temporada.
–Estamos en un segundo plano, sabiendo que poseemos potencial para estar arriba. Podíamos tener más puntos. Pero no hay reproches. Estamos en línea ascendente. Pelearemos por los dos primeros puestos. Y si no, intentaremos llegar al play off de la mejor forma. La Liga es larga.
–El del Celta es un proyecto joven. Pero existe cierta premura. El club asume que en Segunda no podrá retener a sus principales valores, con fichas bastante reducidas: Mallo, Álex, Aspas, usted…
–Las cosas también están mal para fichar. Hay jugadores más fáciles de vender, como Aspas o Mallo, con muchas opciones de irse porque lo demuestran cada fin de semana. Yo estoy contento con la ciudad, la afición, el club… Tengo mi familia al lado. Estoy a gusto. Si algún día llega una oferta que convenga al club, sería perfecto. Pero mi intención es otra. Quiero jugar con este equipo en Primera y ojalá lo consiga. Llevo aquí toda la vida. Me siento parte del Celta.
–Sus convocatorias con Venezuela han obstaculizado su titularidad con el Celta. Aunque es cierto que la Vinotinto apunta al Mundial de Brasil.
–Es una experiencia muy bonita. Y un orgullo formar parte de una selección absoluta y luchar por un Mundial, que es lo máximo a lo que puede aspirar un futbolista. Será difícil, pero tenemos un equipo muy competitivo y unido. Fue la base de su éxito en la Copa América (finalista). Conociendo ese ambiente, no me sorprendió.
–¿Amorebieta y usted no han sido recibidos como paracaidistas extraños?
–Lo hablamos. Ninguno de los dos ha tenido esa sensación. Fuimos a la India. Me tocó en la habitación con Vizcarrondo, un tipo serio. Pero charlamos. El recibimiento resultó espectacular. Todos nos abrieron los brazos. Nadie nos miró mal. Ojalá pueda seguir yendo, aunque todo pasa por jugar en el Celta.
Armando Álvarez (Faro de Vigo)
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