Toni: “Quiero jugar, sentirme valorado y seguir creciendo.”

Foto: Marta G. Brea

El coruñés pasó por la sala de prensa para analizar, principalmente, la posibilidad de irse por segunda año consecutivo cedido en el mercado de enero. A mitad de camino entre la disconformidad con su poca participación en los partidos de esta temporada y el respeto a las decisiones de entrenador y club, Toni defiende su buen trabajo y juego en lo que ha jugado y lo lógico de su búsqueda de oportunidades si no las consigo en Vigo.

El jugador se mostró contento por la vuelta al trabajo, después de disfrutar de ocho días de descanso que aprovechó para desconectar en su lugar de origen, A Coruña: “Nos ha venido muy bien esta semanita, una pena irnos de vacaciones con el mal sabor del partido de Barcelona.” Un partido que no olvida el canterano: “Fue una pena quedarse con un jugador menos, cuando el equipo estaba dando una buena imagen.”

Sobre su futuro, Toni se debate entre el respeto al Celta y la búsqueda de minutos de juego que todo profesional requiere en sus primeros años en al elite: “Nunca he dicho que estuviera descontento aquí, solamente quiero jugar, sentirme valorado y seguir creciendo.” En cuanto a la posibilidad de irse cedido, desvió la patata caliente a su manager: “Lo mejor es hablarlo con mi representante, es la persona de mi confianza y la tiene depositada.”

Hace doce meses ya vivió una situación similar, donde acabó yéndose en enero a Huesca: “Es evidente que todo el mundo quiere jugar, la experiencia fue muy positiva. De todas formas, mi mayor deseo es triunfar en el Celta y subir con el Celta.” Que se repita de nuevo no le produce malas sensaciones: “No estoy dolido, hago mi trabajo lo mejor que puedo y cuando juego y entreno me dejo la piel.”

Sin embargo esta temporada hay un condicionante que varía las posibilidades, Dani Abalo. En caso de irse el arousano, es muy difícil que se vaya también él: “Dani tampoco ha jugado muchos minutos, por lo tanto no se si está relacionado.” Aún así, el extremo herculino debe reconocer que una plantilla corta como la del Celta no podría soportar la marcha de dos jugadores en invierno.