El Celta pierde adeptos en Balaídos


Infografía: Luis Davila 
El Celta ha terminado el año con muy buenas sensaciones, muy cerca del primer puesto y con la sensación además de haberse consolidado por fin en el estadio de Balaídos, lugar en el que ha ganado cinco de los últimos seis partidos, desplegando un buen juego y anotando muchos goles. Lo ha conseguido a pesar del aspecto desangelado que presenta el estadio vigués, con entradas que no suelen alcanzar los diez mil espectadores a pesar de la buena marcha del equipo. Ha sufrido un retroceso en este sentido comparado con la campaña anterior, la primera de Paco Herrera en el banquillo céltico, en la que el equipo recuperó después de muchos años la dinámica ganadora y la ilusión por estar arriba a final de temporada.

El gran primer tercio que realizó el Celta la pasada temporada reenganchó a una afición que veía como año tras año tras el último descenso el panorama no cambiaba y que el equipo no conseguía estar con los mejores a final del campeonato. Esto hizo que la asistencia media a Balaídos fuera decreciendo paulatinamente desde el primero de los cinco años que lleva el conjunto olívico en la división de Plata. En la 2007-2008, con Hristo Stoichkov en el banquillo y más tarde Juan Ramón López Caro, el promedio de asistencia a Balaídos hasta el parón navideño fue de 8.331 espectadores, muy similar a la que hay este año, que es de 8646 aficionados. Entre medias, con Pepe Murcia en la 2008-2009 y con Eusebio Sacristán en la 2009-2010 la media fue de 6.453 y 7.512 personas respectivamente.

Las cosas mejoraron el año pasado, el mejor de este lustro en todos los sentidos. El Celta saboreó el sabor de la victoria asiduamente y esos triunfos le catapultaron al tercer puesto en el parón navideño con 33 puntos. Todo ello ayudó a despertar a un público aletargado y sin esperanza alguna de regresar entre los grandes del fútbol español. Balaídos presentaba un aspecto más concorde con lo deseado por todos. Hasta en cuatro ocasiones se consiguió superar la barrera de los 10000 aficionados (Alcorcón, Granada, Betis y Albacete) mientras que en la actual campaña solo sucedió en la jornada 14 ante el Hércules (10.441). Esto hizo que en los primeros nueve partidos en el estadio vigués de la campaña anterior la media de público llegara hasta los 10.248 espectadores, el mejor número desde el descenso. Sin embargo, esto no ha tenido continuidad y la asistencia ha vuelto a disminuir, como lo ha hecho el número de abonados, por debajo de los 13.000 a pesar de contar con una buena base para luchar por el ascenso. El promedio es mucho más bajo que la cifra de socios, ya que se sitúa en 8.649 personas.

Los malos resultados en los primeros encuentros de esta campaña en Balaídos, donde no se ganó hasta la jornada 10 al Huesca no ayudaron a incrementar la presencia de público en las gradas. En el último choque antes de las fiestas navideñas, ante el Guadalajara y a pesar de no haber televisión que lo retransmitiera, fueron 8.028 personas las que acudieron a presenciar a su equipo en directo. La siguiente oportunidad de acudir a Balaídos, ante el Nástic de Tarragona el viernes 13 de enero, no parece propicia para incrementar la asistencia.

Solo una vez se consiguió superar esta temporada los 10.000 espectadores en Balaídos. Fue ante el Hércules de Juan Carlos Mandiá, que llegaba a Vigo como líder destacado. El encuentro llegaba justo después de la derrota en el derbi ante el Deportivo, que había desplazado a A Coruña cerca de 2.500 celtistas. Alrededor del doble de personas, 5.368, fueron las que acudieron el martes 25 de octubre a Balaídos a presenciar el partido ante el Girona, correspondiente a la jornada aplazada en el mes de agosto por la huelga de futbolistas y que se tuvo que disputar entre semana. Fue el mínimo histórico de esta temporada, en una noche que no ayudaba, ya que estuvo acompañada de lluvia y frío, lo que provocó que solo unos pocos valientes se atreviesen a acudir al estadio vigués.

Una cifra más propia de un encuentro de Copa del Rey, ya que hay que mirar tres años atrás para encontrar una asistencia similar en Liga en este primer tramo de temporada.

Sucedió con Pepe Murcia en el banquillo, cuando en tres encuentros consecutivos no se consiguió si quiera llegar a los 6.000 aficionados. Las visitas de Alicante, Tenerife y Nástic de Tarragona fueron testigo de ello. Ese comienzo de temporada fue el peor en lo que respecta a la presencia de aficionados, ya que la media no llegó ni siquiera a los 6.500 espectadores y nunca hubo más de 7.000 en el estadio.

En el extremo contrario, el techo de la pasada temporada lo marcó el partido ante el Betis a las doce del mediodía en el mes de noviembre, cuando Balaídos recuperó el lustre de hace una década y acogió a casi 16.000 personas en las gradas, que presenciaron el empate del equipo de Paco Herrera ante los sevillanos, que llegaban como líderes. Esta temporada parece difícil que pueda darse algo parecido hasta que llegue el derbi ante el Deportivo en el mes de abril.

Y es que hasta el momento, ni los equipos punteros este año en la categoría como son Elche o Valladolid han conseguido contagiar el entusiasmo a una afición adormecida que no se engancha a un equipo que está dando argumentos serios para pensar que al final de temporada puede conseguir de una vez por todas el premio gordo.


Pablo Galán (Faro de Vigo) 

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