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Foto: Óscar Vázquez
Este sábado asistiremos, casi con total probabilidad, a un
nuevo episodio de una saga que viene sucediéndose casi desde principio de
temporada. Como siempre, y ya sin sorprender a nadie, la principal incógnita
del once que presentará Paco Herrera en el partido de mañana radica en el
costado izquierdo del ataque, donde, de nuevo, Joan Tomás y Fabián Orellana se
postulan como los principales candidatos a ocuparlo.
El guión de la
película es de sobra conocido por todos. Sin una razón aparente, ambos
futbolistas son especialistas en utilizar sus suplencias para reivindicarse, y
emplear sus titularidades para no consolidarse. Casualmente, cuando su posición
inicial es el banquillo, su rendimiento parece dispararse en esos minutos
finales en los que acostumbran a resultar desequilibrantes. Sin embargo, cuando
la megafonía del estadio anuncia su inclusión en el once inicial, las luces se
les apagan y terminan por firmar un encuentro bastante pobre.
El último capítulo
tuvo lugar la pasada semana. El chileno Orellana fue de las pocas cosas
salvables que tuvo el desastroso encuentro del Mini Estadi, por lo que se ganó
un puesto en el duelo ante el Sabadell. No obstante, su actuación, pese a no
ser mala, fue netamente inferior a la de sus compañeros de ataque, quienes
realizaron un encuentro brillante. Entre ellos un Joan Tomás que, partiendo
desde el banquillo, firmó unos buenos minutos en los que incluso anotó un
auténtico golazo.
Así pues, de cara
al partido de Alcorcón se espera que el catalán sea de la partida acompañando a
De Lucas, Bermejo y Iago Aspas en la parcela ofensiva. Si nos guiamos por la
experiencia, lo más lógico es que el gerundense no tenga su mejor día en un
partido en el que, por las características del rival, su juego, más de
elaboración y menos físico, no sale nada beneficiado. En el banquillo
aguardaría un Fabián Orellana dispuesto a liarla en el epílogo del choque
valiéndose de su velocidad, regate y capacidad de desequilibrar en los
instantes finales, tal y como hiciera en Vila-Real y Riazor.
De esta forma,
reeditaríamos una historia que puede no tener visos de concluir, una espiral atemporal
que parece no terminar jamás. Seguramente, mañana toque titularidad de Joan
Tomás y partidazo de Orellana, pero la semana próxima probablemente ocurra lo
contrario. Y así hasta el final de los días, como si se tratase de un eterno déjà vu.
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