Sobreviviré


Que el Celta no ha comenzado la temporada como todos quisiéramos es tan evidente como que tal vez pusimos el listón demasiado alto a principios de temporada. Transcurridas ocho jornadas, lo que viene a ser la quinta parte de la competición, el Celta navega por mitad de tabla, a 8 puntos del ascenso directo, a 2 de los puestos de play-off y a con cinco puntos de margen sobre el descenso a Segunda B. Estamos, por tanto, peor de lo que esperábamos a principios de temporada, pero mejor de lo que podríamos estar a poco que las cosas se hubiesen complicado más.

El Celta sobrevive gracias a su acierto como visitante, a la efectividad de De Lucas a balón parado en Murcia, al penalty que falla el Recreativo en el descuento del partido de Huelva, o al absurdo penalty y expulsión de Sunny que liquidó al Numancia. Y sí, sobrevive gracias al gol postrero de Orellana ante el Real Valladolid. El Celta, en definitiva, sobrevive, y el pasado domingo logró hacerlo gracias a la casta y el coraje que la entrada de Aspas insufló al equipo en los últimos minutos.

En el minuto 84 del partido, el Celta perdía 3-1 y creo que ninguno de nosotros daba un solo duro por el Celta. Los que conocemos a nuestro equipo, sabemos que le cuesta la misma vida reaccionar y levantar partidos. Ahí tenemos un ejemplo al que se pueden agarrar los jugadores cuando se vean contra las cuerdas en otros momentos. El punto, más allá del significado,  habla de la capacidad de supervivencia del equipo, capaz de lograr un empate tras otro horrible partido en defensa y también en ataque.

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