Puede parecer ilógico, pero en el fondo es verdad. Sin gol también hay fútbol. Y si no que se lo pregunten a gente como Sacchi, Capello, Benítez o Mourinho, personajes todos ellos dispares, que han triunfado en este deporte y que viven cortados por un mismo patrón, por una misma obsesión: dejar la portería a cero. Es ya mítica esa frase que dice que “los delanteros ganan partidos y las defensas campeonatos”, o aquella que asegura que “todo buen equipo se construye desde atrás, igual que toda buena casa se empieza por los cimientos”. Afirmaciones vagas y carentes de importancia para un espectador que ve en el gol el tesoro más preciado del fútbol y que se siente humillado y ultrajado cuando se lo quitan. Por eso es muy común que estos personajes sean despreciados, olvidados e incluso despedidos cuando ganan títulos. Vencen, pero no convencen.
Que conste que nunca he sido ni seré el más fiel defensor de los cuatro hombres anteriormente nombrados. Del primero al último, me parecen grandes entrenadores, pero que no caminan con la filosofía de fútbol que a mí me gusta. Prefiero sin duda a los Guardiola, Wenger, Ferguson o Rijkaard, quienes ofrecen al espectador, y sobre todo al fútbol, algo más que un buen sistema defensivo y una meta infranqueable. No obstante, sí coincido con el contenido de las frases anteriormente expuestas, pues me parecen básicas para alcanzar el éxito en este deporte. No sólo Mourinho o Capello lo entienden así, sino también el propio Guardiola o el mismísimo Ferguson, dos entrenadores que apuestan por un fútbol ofensivo, pero que no descuidan la parcela más retrasada. Y si no sólo hace falta ver las estadísticas, las cuales nombran a Víctor Valdés como el guardameta menos goleado de Primera División en las últimas tres temporadas.
Pues bien, pienso que el Celta, y sobre todo Paco Herrera, deben aplicarse el cuento. Con el potencial ofensivo de este equipo, capaz de anotar al menos un gol en prácticamente la totalidad de los choques, el mantener la portería a cero sería sinónimo de éxito asegurado. En cambio, nos encontramos con un conjunto débil en defensa, que comete dos o tres errores graves cada partido y que en muchas ocasiones se autoimpide sumar más puntos de los que, por méritos ofensivos, debería. Por ejemplo el domingo, haciendo un partido, en mi opinión, horroroso, los vigueses fueron capaces de anotar tres goles ante un rival que estaba siendo muy superior. ¿Qué hubiera pasado de tener una mayor solidez defensiva?
Especialmente sangrante es la situación a balón parado, donde los celestes son un auténtico coladero, permitiendo remates del rival en casi el 100% de las jugadas. En mi vida, en mis prácticamente trece años viendo al Celta, jamás he visto un equipo tan desastroso en esta faceta. Ya no es cuestión de altura, o de malos conceptos para el juego aéreo. Pienso que es un tema psicológico, de incapacidad para afrontar un problema que cada vez es más grande y que, si no se le pone remedio pronto, nos puede costar el ascenso.
Y es que la competencia es dura. Si echamos un vistazo a las estadísticas, comparando los números del Celta con los del resto de equipos de la categoría, podemos empezar a preocuparnos. Los vigueses, tras ocho jornadas disputadas, llevan 11 goles encajados, lo que hace un promedio de 1’375 goles en contra por partido. Sólo en una ocasión, en el choque frente al Numancia y bajo el contexto que todos conocemos, Yoel fue capaz de dejar su portería a cero.
Un déficit defensivo que no ocurre en muchos de los otros equipos favoritos al ascenso. Empezando por el Hércules de un tal Ismael Falcón (ese portero que no hacía falta en este Celta), que lleva la nada despreciable cifra de 4 goles encajados. El Almería, otro de los aspirantes, sólo ha visto perforada su portería en 6 ocasiones, mientras que el Real Valladolid ha claudicado un total de 8 veces. Una cifra que repite nuestro último rival, el Xerez, tras los tres goles encajados frente al Celta. Sorprende también el Córdoba, con sólo 5 goles en contra, al igual que el Alcorcón que suma 6. También por delante del Celta hay otros equipos como el Sabadell (9), Las Palmas (10), e incluso algunos como el Alcoyano (8), el Numancia (8) o el Recreativo (8). No obstante, también hay que decir que, al igual que el Celta, otros favoritos al ascenso como el Deportivo (12) o el Elche (11) tampoco presentan buenos números.
Si tiramos de hemeroteca, veremos que todos los equipos que lograron el ascenso a final de año lo hicieron con unos números defensivos bastante notables. El curso pasado, Betis, Rayo y Granada alcanzaron el sueño de Primera con 44, 48 y 47 goles en contra respectivamente. En la 2009/2010, hicieron lo propio Real Sociedad (37), Hércules (34) y Levante (45). Al igual que Xerez (42), Zaragoza (42) y Tenerife (47) en la 2008/2009. En la 2004/2005, en el último ascenso céltico, los de Fernando Vázquez sólo recibieron 38 goles, siendo únicamente superados por un Cádiz que encajó solamente 30. Es decir, la experiencia dice que, entre otras muchas cosas, el rigor defensivo es fundamental para ascender, pues los nueves equipos que han ascendido en los últimos tres años presentan unos buenos dígitos, siempre inferiores a los 50 tantos. ¿Cuántos goles recibirían los de Herrera de seguir con este promedio? Más de 57.
En fin, que hay que ponerse las pilas, principalmente en defensa. Este equipo ha demostrado, si Herrera no busca experimentos raros como el de Chapín, que puede jugar bien al fútbol. Nos ha enseñado también que, incluso en el peor de los encuentros, es capaz de perforar la meta rival. Pero de nada servirán estas virtudes sí, semana tras semana, cometemos dos o tres errores defensivos que nos complican la vida. Hay que concienciarse. Mejorando en defensa, y manteniendo la efectividad en ataque, el ascenso estaría muy cerca. Y es que es totalmente cierto: sin gol (en contra), hay fútbol.
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