Hay muchos frentes abiertos en lo que a la alineación celeste se refiere. Las dudas con las que ha comenzado el equipo han propiciado que todavía no se disponga de un once tipo, por lo que los cambios o modificaciones están a la orden del día. Bien sea por lesiones o por decisiones técnicas, lo cierto es que Herrera no ha repetido en un solo partido la misma alineación.
Uno de los temas a debate se sitúa en la parcela más ofensiva del equipo: la delantera. Quizás la zona del campo en la que los vigueses cuentan con más efectivos, es también la demarcación que más discusiones está generando en los últimos días ante las distintas opciones disponibles. Aunque la excusa del “nueve mentiroso” podría incrementarlo, lo cierto es que existe un grupo configurado por tres futbolistas que se postulan como los principales candidatos para ocupar esa posición.
El primero de esa lista, por condiciones naturales, por experiencia y por números, es David Rodríguez. El talaverano fue el amo y señor del nueve celeste durante la temporada pasada. Sus números así lo refrendaron, pues se erigió como el máximo goleador del equipo con un total de 17 dianas, unos registros muy superiores a los de su antigua etapa en el Celta. David destaca por su velocidad, su gran facilidad para el desmarque y su conexión con Quique De Lucas. Es el delantero perfecto para jugar al espacio y explotar su movilidad, una delicia para un mediapunta ingenioso. Asimismo, no escatima en sacrificio defensivo. Es un nueve puro, de área, de remate a un toque. Técnicamente justito y con dificultades en el juego aéreo, se le suele reprochar que necesita de demasiadas ocasiones de gol para materializar. Este año, de manera errónea en mi opinión, Herrera apostó por situarlo en la banda ante la llegada de Bermejo, algo que mitiga sus cualidades y que agranda sus defectos. En la actualidad, es el pichichi del equipo con cinco tantos, habiendo anotado durante las tres semanas anteriores. Entonces, y con estos números, por qué hay debate, pensará más de uno.
Pues la explicación tiene nombre y apellido: Mario Bermejo. El experimentado delantero cántabro ha irrumpido con fuerza en esta etapa en Vigo. Sólo una inoportuna lesión ha conseguido apartarlo del once, pero, una vez recuperado, no ha tardado ni una semana en recuperar la titularidad. Las razones son obvias. Bermejo es el típico delantero que hace buenos a sus compañeros. Tiene un maravilloso juego de espaldas, vital en ataque estático y recurso de urgencia para oxigenar la salida de balón en transición defensa-ataque. Poderoso en el juego aéreo, está bien dotado con el balón en los pies, al tiempo que posee un disparo terrorífico. Frente a Murcia y Recreativo, los minutos que estuvo sobre el terreno de juego, fue de lo mejorcito del Celta, destacando más como asistente que como goleador. En Copa, ante el Valladolid, completó su mejor partido con la elástica celtiña confirmando su recuperación con un gol y una asistencia. Su presencia de antoja muy importante para este Celta, el cual ha demostrado jugar mejor con el cántabro en el campo. En su contra podemos decir que su cuenta goleadora en liga todavía presenta saldo cero, así como que su presencia en el campo parece incompatible con la de un David obligado a caer a banda, diluyéndose así su rendimiento.
Y como entre todo antagonismo, aquí también surge una tercera vía, quizá la más populista, posiblemente la que más guste a una afición deseosa de verlo triunfar con la elástica celeste. Estamos hablando de un tal Iago Aspas. El futbolista de Moaña no parece resignado a la etiqueta de “eterno suplente”, y tanto en Copa como frente al Xerez ha hecho méritos suficientes para ganarse un sitio en el once. Aunque su posición natural sea más bien la de enganche o de segundo punta, lo cierto es que Herrera insiste en colocarlo como delantero centro, adquiriendo con ello la máxima expresión del sistema del “delantero mentiroso”. Aspas es la fantasía, la magia, el chispazo, la valentía, la irreverencia hecha futbolista. Es, sin duda, un jugador diferente, único e inconfundible, inimitable dentro de la plantilla. Talentoso como ninguno, imaginativo como pocos, tampoco está exento de gol. Aunque muy irregular en sus actuaciones, posiblemente su gran lastre, suele dejar dos o tres pinceladas dignas de estudio en cada partido. En ocasiones, el genio puede jugarle una mala pasada. El miércoles pasado fue el mejor en Copa y el domingo lideró la remontada en Xerez. Hace dos días parecía que su rendimiento se había apagado, pero a día de hoy reclama un puesto en el once. ¿Qué hará Herrera?
La respuesta a esta cuestión se antoja complicada. En términos de números, David debería ser la referencia. Si hablamos del juego del equipo, quizás la mejor opción sea Mario. En cambio, si buscamos algo distinto, algo opuesto y que nada tenga que ver con lo precedente, el elegido debe ser Iago. Podría, incluso, darse la situación de que los tres coincidan en el campo, lo que, conociendo a Herrera, provocaría un batiburrillo de posiciones, con David escorado a banda, Mario en la mediapunta e Iago arriba. El mundo al revés. No obstante, lo más lógico es que uno, o al menos dos, sean los titulares. Cada uno tienes sus preferencias y sus gustos. La elección sólo la tiene Herrera, pero opinar es gratis. ¿Quién debe ser el nueve? Tomen la carta y elijan.
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