B. DE LA TORRE/A. ÁLVAREZ - VIGO El presidente del Celta, Carlos Mouriño, se encuentra al otro lado del océano, que tantas veces atraviesa a lo largo del año. Una de sus yeguas competía por el título nacional de hípica en México. En una semana regresará. En ningún momento aparta su mente del club. Analiza desde la distancia temas que la reciente junta general ha suscitado.
–Novacaixagalicia, segundo máximo accionista, se "bancariza". Quien compre el banco será el que controle ese 24 por ciento del capital social del Celta (Mouriño posee el 26).
–También puede ser que quede en la fundación. O puede ser que las hayan vendido. De momento no sabemos. Hay muchas conjeturas. Se pueden dar muchos supuestos.
–¿Le inquieta?
–No tengo ninguna preocupación. Siempre hemos ido de la mano de Caixanova y no creo que vaya a ser diferente.
–Es cierto que fueron de la mano durante el proceso concursal. Pero era con los responsables de la vieja caja. Ahora no se sabe quién llegará. De hecho, Núñez Feijóo y José María Castellano han viajado a México a buscar inversores. Puede que estén incluso cerca de usted.
–Pues también podría ser una posibilidad que nosotros llegásemos a controlar esas acciones. No lo sé. Nadie sabe qué ha podido hacer la caja o qué sucederá en el futuro. Vamos a esperar. Todas las posibilidades están abiertas.
–En pura teoría, ese 24 por ciento de NCG sumado al 15 por ciento de las acciones sindicadas que representa Pablo Viana le quitaría a usted el control del club.
–Si hablamos de hipótesis, puede ser. No me preocupa quién se haga cargo del club, sino el respaldo que tenga para seguir adelante con un plan de viabilidad que aún tenemos pendiente. Sé que tengo mis días contados, muchos o pocos. Lo he repetido con frecuencia. Cada vez tengo más edad y hace falta gente que se convierta en un reemplazo. Estoy muy contento y tranquilo en el Celta. Lo que tenga que pasar, que pase. Sí me preocupa dejarlo en manos de gente que considere que tiene respaldo y puede hacerlo bien.
–"Sé que son cosas que yo no voy a disfrutar", suele decir al hablar de cuestiones como el trabajo con la cantera. Existen razones biológicas, como usted afirma. ¿Se marca un plazo?
–No. Depende mucho de las circunstancias que se vayan dando. No estoy apegado al sillón. Con mucho gusto atenderé a quién quiera hacerse cargo del Real Club Celta. Pero dentro de mis posibilidades accionariales exigiré garantías importantes.
–¿Estar ahora más tiempo en México que en Vigo supone alguna dificultad?
–Yo estoy más tiempo en España que en México. No hay duda si hacemos la cuenta en días. Es cierto que tengo a todos mis hijos y nietos en México, cuando antes tenía una parte de la familia en Vigo. Eso me tira. Sabíamos que podía suceder. Sigo con la misma ilusión, ganas y empuje de hacer por el Celta lo que tengo en mente.
–¿Y con ganas de seguir inyectando dinero?
–Es circunstancial. Veremos qué se puede ir haciendo. Lo que no voy a hacer es llevar al Celta a una situación caótica como la que padeció. Ahora que vemos que existe un camino, no consentiré que se pueda perder otra vez. Y no me refiero a mí como accionista sino a la ciudad, que estuvo a punto de perder el Celta y se ha dado cuenta de la dificultad que tuvimos. No lo vamos a dejar caer por que falte algo de dinero.
–Ha prestado a un interés bajo ocho millones. Alguien puede considerar que hubiera sido más rentable invertir ese dinero en fichajes.
–Es posible. Hago las cosas pensando en el futuro y no en el momento, aunque el momento me pudiese proporcionar más éxitos que ese futuro que a lo mejor ya no llego a ver. Hay que hacer los planes a largo plazo y bien pensados, matizados y ejecutados. No nos vamos a apartar de esa línea. Es lo conveniente para el club. Lo primero es reducir la deuda al máximo sin que el equipo pierda competitividad. Nos ha costado dos años pero lo hemos conseguido. El equipo será competitivo aunque no tengamos uno de los presupuestos más altos de la categoría. La deuda se va bajando permanentemente. El plan a medio y largo plazo está muy consolidado, según nuestra forma de verlo.
–Su mujer asegura que usted solo dejará el Celta en Primera y saneado.
–Esa es mi intención. ¿Qué objetivo voy a conseguir primero? Pues me gustaría lograr el ascenso. Por eso peleamos.
–¿Ambos objetivos no van de la mano?
–Ojalá. El Celta en Primera tendría más facilidad para sanearse.
–¿En ningún caso se plantea dejar el club en manos de alguien de su familia?
–Es ya un problema muy de la familia. En este caso, de la persona que quisiera regresar a Vigo y hacerse cargo. Para mí sería una gran opción. Pero ya no depende exclusivamente de mí. Siempre tomamos las decisiones entre todos. Y después de las discusiones que haya, todos respetamos la decisión que se toma. Esto, sin embargo, es algo que se puede exponer, pero la última palabra la tendría la persona que quisiera venirse a vivir a España, dejando lo que tenga en México.
–¿Qué hará con su préstamo de ocho millones en diciembre de 2012, que es cuando vence?
–Siendo sincero, veo muy difícil que el Celta esté generando en esa fecha suficientes ingresos como para que me pueda devolver el dinero. Una vez más tendremos que recurrir a la ampliación del préstamo.
–¿No se plantea entonces convertirlo en acciones?
–Dependerá de las circunstancias. Si hay una mayoría amplia (se refiere a opositores), a la mejor capitalizo y vuelvo a tener el control. Sobre supuestos no me gusta hablar.
–En el presupuesto de la temporada contemplan traspasar jugadores por 1,7 millones y 2,5 millones en ingresos extraordinarios. ¿No es una previsión excesivamente optimista?
–Hasta ahora se han ido dando los porcentajes que nos proponíamos. Elaboramos los presupuestos de forma conservadora. Este año metimos 1,8 millones en beneficios en la contabilidad porque nos lo exigía una norma nueva de Hacienda. Para el próximo año contemplamos una pérdida de 1,2 millones porque entendemos que se puede producir. ¿Se producirá? No tenemos certezas. Los presupuestos se van ajustando y hasta el momento nos han ido bien.
–Inició su presidencia con once consejeros. Tras la marcha de Gabriela Lagos le quedan cinco. ¿Tan difícil es encontrar a alguien que se quiera involucrar?
–Hay gente interesada en entrar como nunca antes. De hecho, vemos que hay incluso quien monta escándalo porque no puede entrar (se refiere a Pablo Viana). Nunca he tenido un consejo de amigos. Quitando a Jesús García y Antonio Rosendo, encontramos a los demás consejeros porque queríamos acercarnos a la sociedad.
–¿Por qué no permite entrar en el consejo a Pablo Viana, que representa al 15 por ciento del accionariado?
–Soy rotundo en esto. Mientras sea presidente y pueda legalmente, no dejaré entrar en el consejo a los que quisieron hundir al Celta. Votaron en contra del convenio de acreedores. Votaron para que el Celta desapareciera. ¿Qué me van a aportar? Es una incongruencia impresionante. No me cabe en la cabeza facilitar la entrada en el consejo a quien ha votado en contra del convenio. Esa empresa que representa al 15 por ciento es holandesa. Agrupa a chilenos, argentinos, brasileños… Solo Viana y Limpiezas Alvi, que no llegan al 1 por ciento en ese grupo, son vigueses. ¿Son los que nos van a representar? ¿Son los que van a defender al Celta? Lo que pregonan es que no pararán de darme la lata hasta que les compre sus acciones. Les digo claramente que no se las compraré. Puedo cambiar en algunas cosas. Se habla, se dialoga. Pero en esto soy determinante. Jamás compraré esas acciones, que es el fin que persiguen. Nos lo vino a decir al club. No caeré en su juego, diga lo que diga, haga lo que haga. Más daño que ha hecho al Celta ya no puede hacer.
–¿Y si el tribunal de arbitraje le concede ese consejero?
–No me preocupa. Allá él. Nosotros recurriremos. Y si la ley insiste en que debe estar, que esté. Me tiene sin cuidado. El que fue en contra del Celta, el que votó para que el Celta desapareciera, no tendrá ninguna facilidad conmigo. Si viene otra persona que quiere estar y habla con nosotros, con mucho gusto. A los que quisieron hundir al Celta no les daré ninguna facilidad para que lo representen. Lo tengo clarísimo. Pelearé hasta el final para que la ley no se lo conceda. Si se lo concede, estará ahí y punto.
–Dice Viana que veta su entrada porque quizás tiene trapos sucios o un acuerdo con terceros para vender el Celta si se asciende.
–Son dos cosas que me hacen mucha gracia. Él estuvo como abogado en una etapa en la que el juez ha demostrado todo lo que se hizo. Me tiene que producir risa. De mí debe demostrar que tengo trapos sucios. A él ya se lo demostraron. Era el abogado del club. Me canso de decir que estamos abiertos a cualquier auditoría. Y lo de la venta del club es un derecho mío, que él no me va a impedir. Si no vendo el club, será por convicción. Y si lo vendo, será porque me da la gana. No tengo que pedirle permiso ni me lo impedirá estando en el consejo. Lo de Viana no se sostiene por ningún lado. Es querer dar la lata permanentemente. Días antes de la asamblea me manda una carta preguntándome qué porcentaje de acciones tengo yo en el grupo corporativo GES (a través de cual Mouriño posee acciones del Celta). No me va alterar. Seguiré siendo el mismo. No me merece la pena ese señor. Pero sí lucharé para que no esté en ningún consejo del Celta.
–¿Existen contactos para vender el Celta si se asciende?
–Quiero ser muy sincero. A día de hoy, rotundamente no. Lo desmiento absolutamente. ¿Lo habrá dentro de cinco meses, un año o dos? No lo sé. No quiero que nadie me pueda reprochar mis palabras. No hay ningún contacto abierto.
Fuente: Faro de Vigo
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