Iago Aspas enamora al celtismo


Foto: Marta G. Brea 

El tarro de las esencias de Iago Aspas no tiene fondo. El de Moaña lo ha destapado y lo ha vertido, pero parece que aún queda algo más, alguna sorpresa con la que será capaz de regalarnos más triunfos. El "Mesías" no se cansa de ganar partidos, de ser clave en las victorias celestes... y de marcar goles. En los últimos cinco partidos, contando el de Copa del Rey, ha sumado siete goles, unas cifras estratosféricas, y desconocidas para un delantero cuyas cifras goleadoras hasta la pasada temporada eran bastante discretas.

Aspas lleva en forma desde la recta final de la pasada temporada. Entonces logró hacerse con un hueco en el once aprovechando el mal momento del Celta. Herrera le dio oportunidades y el de Moaña no las desaprovechó, pero la sensación era que seguía siendo suplente. Fue protagonista en el play-off, aunque fuese por la polémica con Roberto, y realizó una pretemporada destacadísima, siendo el máximo goleador. Por entonces, no le dimos mucha importancia a ese detalle, al fin y al cabo, el Celta se había enfrentado a equipos modestos y no parecía más que una anécdota.

Eso mismo debió pensar Herrera, que comenzó dándole la titularidad a David, un delantero que el año anterior había anotado 17 goles, y que durante el presente curso ya ha conseguido embocar seis veces el balón en la meta rival. ¿Está peor David que el año pasado? No. El talaverano sigue teniendo gol, sigue marcando con cierta regularidad y sigue generando ocasiones de gol, demostrando ser un perfecto conocedor del arte del desmarque. ¿Qué ha pasado entonces para que sea suplente? Pues que ha aparecido un Iago Aspas colosal, inmenso, inigualable. Pocos delanteros de la categoría le discutirían el puesto al de Moaña, y no muchos de Primera podrían hacerlo.

El canterano, por fin tiene regularidad. No hace mucho escribíamos en estas mismas líneas acerca de las posibilidades de Iago Aspas como titular, después de ser el eterno revulsivo del equipo. En pretemporada, él mismo Aspas había comentado que necesitaba jugar, está en una edad clave, 24 años, y no podía pasarse otro año saliendo desde el banquillo, y desapareciendo del equipo  durante dos o tres semanas cada cierto tiempo. Él está cumpliendo con su parte, los resultados están ahí. Con Aspas vamos hacia arriba. Su entrada en el equipo titular ha sido determinante, pero incluso cuando ha sido suplente, ha sabido ser un futbolista clave. El celtismo está enamorado de Aspas.

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