La entrega del póster que elabora FARO se ha convertido en una tradición para el celtismo. Mucho han cambiado las láminas desde los primeros años, pero el sentimiento permanece. La imagen de la plantilla a la que los seguidores confían su ilusión presidirá locales y habitaciones durante los próximos meses. Hay quien los colecciona y tiene en ellos el relato rápido de la evolución de las plantillas, de aquellos que defendieron antaño la zamara celeste.
En el equipo actual conviven los que llevan toda la vida saliendo en esa fotografía, como Patxi Villanueva, que confiesa haber guardado varios. Y otros que recién se instalan en ese trozo de memoria fijado en papel, como Fabián Orellana, cuya familia regresa a Chile tras una visita con el póster bajo el brazo.
Hace tiempo que FARO sitúa como fondo la imagen de monumentos o zonas emblemáticas de Vigo. En esta ocasión, ha sido elegido el Olivo del Bicentenario de la ciudad.
Faro de Vigo
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