En tiempos del Dream Team, Johan Cruyff solía aprovechar a Alexanco, veterano central curtido en mil batallas, para un último intento a la desesperada con el fin de arreglar un mal resultado. El técnico holandés colocaba a Alexanco en punta de ataque en los minutos finales intentando que éste arreglase lo que lo no había podido hacer el equipo durante los minutos anteriores.
Pocas veces surtió efecto esta medida, que más que nada, quedó para la historia como una curiosa forma de ver a un técnico sumido en la desesperación. En la práctica, Alexanco casi nunca resolvió ningún estropicio ni arregló ninguno de los errores de sus compañeros, o no fue capaz de contrarrestar las virtudes de sus rivales. Tal vez a Cruyff le hubiese ido mejor si contase con Catalá.
El central celeste también ejerce de "Alexanco" cuando su entrenador se lo pide, y suele ser con frecuencia. Le vimos en Almería jugar los últimos cinco minutos de puro delantero centro, quedándose arriba cuando atacaba el rival esperando un balón colgado, un pase imposible, algo, que pudiese darle al Celta el empate. Visto lo visto en los dos últimos partidos, Herrera no pudo haber escogido a nadie mejor. Ante el Valladolid culminó una bellísima jugada entrelazada entre el ingenio de Joan Tomás y el habilidoso Iago Aspas. Catalá apareció en el segundo palo, llegando al espacio en lugar de ocuparlo, como diría el bueno de Manu Sarabia. Todo buen delantero hubiese firmado su fulminante aparición para poner el 1-0.
Y ante el Xerez revivió el espíritu de Alexanco. Catalá se incrustó en el área rival en busca de un descuido, un despiste, un agujero en la zaga azulina. Y lo encontró empujando a la red un rechace tras un tiro de De Lucas. Dos goles en dos partidos, algo inusual para un central, pero mucho más teniendo en cuenta como se produjeron. No fue el típico gol, al que ya nos tien acostumbrado Catalá, rematando de cabeza una jugada de estrategia. Pocos centrales marcan en jugada y a pierna cambiada. Chapeau.
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