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Foto: Denis Doyle / Getty Images
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El Celta se quedó al borde la remontada ante un Real Madrid que una vez tuvo más efectividad que juego. Justo lo que le faltó al equipo celeste, que tuvo varias ocasiones para adelantarse en la primera mitad, pero no puedo hacerlo. El conjunto blanco se puso 3-0, pero los célticos recortaron por medio de Javi Rodríguez y la entrada de Aspas revolucionó el partido, aunque los vigueses no pudieron pasar del 3-2 final.
Claudio Giráldez apostó de inicio por un once con mucha presencia de canteranos, y una vez más sin Iago Aspas. Guaita repetía en portería, con un línea de tres centrales por delante formada por Javi Rodríguez, Yoel Lago y Marcos Alonso. En la sala de máquinas salieron de inicio Fran Beltrán y Hugo Sotelo, con Mingueza y Carreira por los carriles, y como jugadores más avanzados Fer López, Alfon y Borja Iglesias.
El partido empezó totalmente loco, con un Celta muy atrevido, que generó tres ocasiones claras de gol en los primeros 7 minutos. Primero con un cabezazo de Marcos Alonso, que remató ligeramente alto un córner botado por Hugo Sotelo. Casi a renglón seguido, un pase profundo no lo aprovechó Borja Iglesias por muy poco, y en la continuación, otra vez Marcos Alonso cabeceó tras un córner, pero esta vez Courtois sacó el balón con una gran estirada.
Pero el Real Madrid también avisaba. En la siguiente jugada un centro de Lucas Vázquez es desviado por Yoel Lago, obligando a la estirada de Vicente Guaita. En el minuto 15 se produjo el primer error humano, cuando el asistente señala fuera de juego a Borja Iglesias, que salía de su propio campo. El compostelano se podía plantar solo ante Courtois. Normalmente los asistentes dejan seguir la jugada para que luego se revise, pero hoy estaba en juego el Real Madrid, y ahí el brazo salta como un resorte.
El Celta desaprovechó sus oportunidades, pero el Real Madrid no suele hacerlo. Hay un cero de diferencia en el presupuesto de ambos equipos y se nota. En el minuto 32, el Celta se relaja en las coberturas en la salida de un córner, que no esperaba que el Madrid botase en corto, lo que aprovecha Arda Güler para enviar un zurdazo inapelable por toda la escuadra, poniendo el 1-0.
Unos minutos después sería Mbappé quien anotaría el 2-0 en una contra rapidísima, con otro disparo casi imposible para Guaita. El Celta también tuvo alguna oportunidad antes del descanso, con un tiro de Borja Iglesias que se envenena tras pegar en un rival, o un centro chut de Carreira, que detiene bien colocado Courtois.
La segunda parte no pudo empezar peor, ya que Mbapppé anotó el 3-0 en los primeros minutos, poniendo una distancia que ya parecía insalvable en ese momento. Claudio Giráldez movió el banquillo realizando cambios de nombres, pero no de posición. Primero entró Ilaix Moriba por Fran Beltrán, y Hugo Álvarez por Carreira, y posteriormente Pablo Durán y Swedberg en lugar de Borja Iglesias y Alfon.
El partido entró en cierto tedio. Al Celta le estaba costando llegar, y el Madrid se conformaba con un resultado que le daba tranquilidad, aunque no bajaba la presión sobre la salida de balón del Celta, que tanto complicó al equipo de Giráldez durante todo el encuentro. Pero en el 68 el equipo celeste se metió en el partido a la salida de un córner rematado de espuela por Pablo Durán, que saca Lucas Vázquez debajo de los palos, pero el rechace lo gana Javi Rodríguez, que emboca el balón al fondo de las mallas.
Y entonces todo cambió. Giráldez dio entrada a Iago Aspas, que regaló 15 minutos maravillosos. En su primer balón le dio un pase fantástica a Swedberg, que el sueco no desaprovechó para poner el 3-2. Casi a renglón seguido, un nuevo pase, en este caso maravilloso con la espuela dejó a Pablo Durán solo ante Courtois, a quien le pasó el balón por debajo del cuerpo, con toda la fortuna de que se quedó parado antes de cruzar la línea.
El Real Madrid entró en pánico ante un Celta muy superior en esa fase del encuentro, pero al que le faltó el acierto necesario para llevarse un punto en un partido en el que no fue peor que su rival. Al final 3-2, y a pesar de la derrota, buenas sensaciones del equipo.