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Foto: LOF |
Pase lo que pase en los partidos que restan para cerrar la jornada 33, el Celta ya sabe que acabará la misma con un colchón de 5 puntos sobre el descenso. Muchos lo firmarían quedando en juego simplemente 15, pero la situación es cuanto menos preocupante para un equipo que va en clara cuesta abajo, y que se enfrenta a equipos que en las últimas jornadas han ido creciendo y que seguirán haciéndolo de aquí al final de la temporada.
Buscando paralelismos es inevitable acordarse del agónico final de la temporada 2019-20, pero creo que cualquier parecido es mera coincidencia. Aquel equipo acabó literalmente roto, descompuesto. Cada partido era un suplicio. Daba la sensación de que se le había olvidado competir. No es esta la situación del Celta, por más que en este momento lo veamos todo desde un prisma muy negativo.
Este equipo compite, aunque es evidente que tiene graves carencias de creación de juego. El efecto Carvalhal se ha diluido muy pronto, como si los equipos ya entendiesen como jugarle. Comentaba el técnico portugués al final del partido que está "relativamente preocupado". Desde un punto de vista objetivo, el Celta necesita 3 puntos para lograr la permanencia y quedan cinco partidos. A priori no parece un objetivo complicado, pero la trayectoria de los últimos partidos no invita al optimismo.
Por delante tiene más de una semana para preparar el partido ante el Valencia, que será una auténtica final, aunque solo lo sea para evitar que los últimos encuentros sean agónicos. No hay peor situación que la de un equipo, que estando en una situación relativamente tranquila, acaba metiéndose en el lío en las últimas jornadas. Y eso es lo que tiene que evitar el Celta con urgencia.
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