¿Te acuerdas de... Fabian Canobbio?


Hoy llega el momento de recordar a uno de los jugadores con más talento que han pasado por el Celta en los últimos años. Uruguayo con zurda de seda, gran lanzador de faltas y líder del Celta que ascendió y logró la clasificación europea al año siguiente. Hablamos del gran Néstor Fabián Canobbio. 

Después de nacer futbolísticamente en el Club Atlético Progreso en Uruguay, participando en 1999 en el 7º Torneo Internacional de Shanghai con la selección B de Uruguay, donde clasificó como campeón, y en ese mismo año el mundial sub-20 de Nigeria y luego con Peñarol, fichó en el verano de 2003 por el Valencia de Rafael Benítez. "Pido una silla y me traen una lámpara" comentó el por entonces entrenador del Valencia. El tecnico lo veía como un interior izquierdo, el sustituto de Vicente, y sus minutos en aquel Valencia campeón de Liga fueron muy pocos; marcó un solo tanto en toda la temporada, el gol del empate a dos contra Celta de Vigo.

En julio de 2004 el nuevo entrenador del Valencia, Claudio Ranieri, informa al club de que el jugador no le interesa. A pocos días del fin de agosto aparece el Celta de Vigo (en Segunda Division), que lo ficha en calidad de cedido con opción de compra. Canobbio actúa de mediapunta, y llama la atención por su calidad.

Pronto se hizo con un hueco en la titularidad, ocupando la mediapunta celeste al lado de Jandro. Fernando Vázquez, entrenador por aquel entonces, apostaba por un 4-1-4-1, con Borja Oubiña como único pivote y dos medias puntas por delante. El equipo funcionó muy bien y el entendimiento de Canobbio con Jandro fue perfecto. Canobbio anotó 12 goles en 38 partidos y llevó al Celta a Primera División.

Con el ascenso a Primera, el Celta realizó un gran esfuerzo económico y reforzó el equipo de forma sustancial. Canobbio concluía su cesión al equipo vigués y tras ardúas negociaciones se consiguió repescar al futbolista que pasaba a ser propiedad del Celta. La opción de compra estaba valorada en 2 millones de euros, aunque al final se consiguió rebajar sustancialmente dicha cantidad. En las botas de Canobbio estaban gran parte de las esperanzas de un Celta que aspiraba a la permanencia en su regreso a la máxima categoría.

El equipo respondió a la perfección, también Canobbio, que volvió a marcar 8 goles jugando de media punta. Junto Con Baiano, Oubiña, Silva y Pinto, fue uno de los mejores jugadores de aquella temporada que llevó al Celta a la Copa de la UEFA. Una auténtica gesta.

Todo cambió tras el verano de 2006. El equipo regresó en una temporada dura en la que tendría que competir en tres competiciones. La marcha de Silva al Valencia fue suplida con la llegada de Nené, y también llegaban Tamas y el uruguayo Pablo García, además de Guayre. En principio, el equipo era mejor que el año anterior, pero el rendimiento de los jugadores varió sustancialmente.

Desde que comenzó el curso, el rendimiento del equipo no era el mismo que el año anterior, y, particularmente, el de Canobbio, que comenzó a ser abucheado por la afición en varios partidos. La crisis de resultados ponía nerviosa a la hinchada y Canobbio era uno de los centros de la ira celtista.

A Canobbio se le acusaba de no correr, de no pelear durante los partidos, y no se le perdonaba ningún error. En la Temporada 2006-07 jugaría un buen número de partidos, un total de 34, dos más que el año anterior, pero su rendimiento goleador fue muy inferior, ya que tan sólo marcó 2 goles. El Celta descendió a Segunda, pero lo peor aún no había llegado.

El Celta se jugaba la permanencia en la última jornada ante el Getafe y con la Copa América a las puertas, las selecciones tenían derecho a solicitar la presencia de sus internacionales, aunque no hubiesen concluído las Ligas. La FIFA recomendó a las selecciones que permitiesen a los jugadores disputar la última jornada. Así lo hicieron algunas selecciones como Brasil, pero no la chilena de Contreras, ni la uruguaya de Pablo García y Canobbio.

Así las cosas, mientras el Celta se jugaba la vida los tres futbolistas sudamericanos estaban tranquilamente descansando en su casa, pues sus entrenadores les habían dado el fin de semana libre dado que aún faltaba bastante para la Copa América. Ninguno de ellos tres movió un dedo, que se sepa, por estar con el equipo en la última jornada. Desde el club se les intentó localizar, pero los teléfonos estuvieron apagados todo el fin de semana.

La afición no perdonaría este gesto a un Canobbio al que habían idolatrado durante los dos primeros años en Vigo, y al que, también hay que decirlo, no se le había tratado muy bien el tercer año. Con el descenso a Segunda y una situación económica bastante preocupante, el Celta se veía obligado a vender futbolistas para cuadrar sus números. Uno de los elegidos era Canobbio, por quién el Celta esperaba recuperar, al menos, la inversión realizada. Sin embargo, las ofertas no convencieron al jugador o al club, y siguió en el Celta un año más.

Que la Segunda División se le quedaba pequeña a Canobbio era un hecho. Era todo un lujo tener ese futbolista en el equipo, pero a la hora de la verdad, el talento del uruguayo se veía a cuenta gotas. Cuando quería era el mejor, pero la falta de motivación era lo más habitual. El Celta realizó una temporada lamentable en la que nunca aspiró al ascenso, terminando en una posición clasificatoria muy baja.

En el verano de 2008, el Celta entra en ley concursal y necesita desprenderse de los futbolistas con los salarios más altos. Fabián Canobbio cobraba 800.000 euros y era el candidato número uno a dejar el Celta. Y así fue, yéndose gratis al Valladolid, que eso sí, le ofreció un salario bastante inferior al que cobraba en Vigo. Canobbio renunciaba a los 2 años de contrato que le restaban y el Celta se ahorra más de un millón y medio de euros, aunque perdía a su jugador más talentoso.

Desde entonces ha jugado en el Real Valladolid, donde en la Temporada 2009-10 perdió la categoría, y en el Larissa griego, antes de regresar a su país. La temporada 2011-12  jugó en Fénix para después fichar por Progreso, equipo de su ciudad natal y en el que comenzó su carrera, donde compartió  plantel con Carlos, su hermano menor.  Con Progreso logró el ascenso a la máxima categoría charrúa, y tras una buena temporada en Primera se fue a Danubio de la mano de Leonardo Ramos, su entrenador en Progreso. 

Canobbio fue uno de los mejores jugadores del Celta en la primera década del siglo. Durante 4 años jugó más de 130 partidos con el Celta y llegó a ser capitán. Quizás, por el poso que dejó, no se le recordará como el gran futbolista que fue, pero su clase, sus goles, sus acciones quedarán para el recuerdo.


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